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El presidente de Ucrania, Petró Poroshenko, ordenó la alerta máxima a sus tropas en la frontera con Crimea, región anexionada a Rusia, tras la acusación del Kremlin de intentos de sabotaje en la zona. La medida se aplica también en en la línea que separa a los rebeldes prorrusos de Donetsk y Lugansk.
La tensión se eleva en el territorio en cuestión que fue anexado, mediante referéndum en marzo de 2014, al Gobierno ruso. Sin embargo, Kiev y la ONU consideran que la región pertenece a la administración ucraniana.
“He ordenado poner en alerta máxima de combate a todas las unidades en la frontera administrativa con Crimea y a lo largo de la línea de separación de fuerzas en el Donbás”, anunció en Twitter el líder ucranio.
En la víspera, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, denunció a Ucrania de ejecutar dos intervenciones, el 7 y 8 de agosto, en las que murieron dos agentes de su país. Según el mandatario, en la segunda misión las fuerzas ucranianas apoyaron con fuego de blindados. En seguida el Ministerio de Defensa de Moscú anunció ejercicios navales de la flota del mar Negro, que tiene su base principal en Crimea, para repeler posibles ataques submarinos.
Por su parte, Oleg Slobodián, vicecomandante de la Guardia de Fronteras de Ucrania, sostiene que el vecino ha desplegado en la península “unidades de élite dotadas de armamento moderno capaces de actuar en situaciones críticas y que dominan habilidades especiales de combate”.
A nivel de la comunidad internacional, Putin expresó su molestia al considerar un sinsentido discutir acerca del problema ucraniano en el formato de Normandía del G20 que se celebrará en septiembre en China.
En tanto, hoy el Consejo de Seguridad de la ONU discutió, en una reunión a puerta cerrada a pedido de Kiev, las crecientes tensiones entre ambas naciones. De “muy malas intenciones” en la frontera con Crimea señaló a Rusia el embajador ucranio en la ONU, Volodymyr Yelchenko, citado por El País.