Imagen referencial. (Foto: EFE)

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La propagación internacional de varias enfermedades tropicales, confinadas hasta hace pocos años a áreas geográficas muy específicas – como el chikunguña, el dengue o el mal de chagas -, preocupa a la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Este reconocimiento coincide con una petición pública lanzada hoy por este organismo a los países afectados, a los que ha instado a ampliar la inversión en combatir 17 enfermedades tropicales desatendidas.

Para ello sólo requerirían aumentar en un 0,1 % su gasto sanitario.

“La propagación que más preocupa es la del dengue y del chikunguña, transmitidas por los mismos tipos de vectores (mosquitos)”, declaró hoy en una rueda de prensa en Ginebra el director del Departamento de Enfermedades Desatendidas de la OMS, Dirk Engels.

El chikunguña, el dengue y el mal de chagas – la versión latinoamericana de la “enfermedad del sueño” (tripanosomiasis africana humana) – están actualmente presentes en América Latina, con nuevos brotes de los dos primeros detectados últimamente en Bolivia y Paraguay.

El año pasado se registraron graves brotes de chikunguña en el Caribe, con República Dominicana y El Salvador, además de Haití, Martinica, Guadalupe, Colombia y Puerto Rico, como los países más afectados.

Esa enfermedad, originaria de Tanzania y para la que no hay tratamiento, llegó a infectar a cerca de un millón de personas en 2014.

Sus síntomas son fiebre, sarpullidos y dolor fuerte de las articulaciones, de la cabeza y muscular, y aunque suelen remitir en diez días, a veces persisten durante meses.

Por su parte, el dengue es similar a la gripe, pero puede evolucionar hasta adquirir una forma grave y ocasionar la muerte.

Para la OMS, la presencia de los mosquitos vectores del dengue y del chikunguña en zonas cada vez más amplias se debe al cambio climático y a su impacto en el medio ambiente, al proceso de urbanización descontrolado, así como al mayor movimiento internacional de personas y bienes.

En estas circunstancias, ambas enfermedades “se propagan e invaden países desarrollados, y aquí no se trata de pobreza, sino de que se extienden como epidemias”, explicó Engels.

Igualmente se está confirmando que “el periodo entre brotes se ha reducido” y que, de manera general, la incidencia de estas enfermedades está aumentando.

El especialista también evocó otra enfermedad cuya “internacionalización” inquieta a la comunidad médica y que es el mal de Chagas.

Su contagio ocurre a través del contacto con insectos vectores (chinches) que se esconden en las casas y causan una infección que durante algún tiempo no tiene síntomas, pero que luego se agrava hasta el extremo de ser mortal.

“Se sabía de la transmisión local, pero desde hace algunos años vemos que debido a la inmigración de personas de América Latina a Europa y Norteamérica hay más y más casos”, según Engels.

El especialista reveló que en Europa y Norteamérica se están detectando contagios a través de transfusiones sanguíneas y trasplantes, por lo que “estamos trabajando para controlar esto y asegurarnos de que esta transmisión se detenga”.

Otro tipo de enfermedades tropicales, como la lepra, la leishmaniasis o la filariasis linfática, que persisten en América Latina, están confinadas a focos de pobreza extrema, donde pueden llegar a ser crónicas.

Más allá del caso latinoamericano, la OMS ha detectado igualmente “otras enfermedades que aparecen en lugares donde nunca se habían visto y un ejemplo es la esquintosomiasis”, una infección que se adquiere al entrar en contacto con aguas infestadas por larvas.

Esta enfermedad “nunca viajó, estuvo confinada a lugares pobres donde la gente tenía que beber de ríos y otras corrientes de agua, pero ha llegado a Francia”, comentó Engels.

Allí fue descubierta hace tres años en un área de (la isla de) Córcega, cerca de un campamento de vacaciones, a la que llegó a través de turistas que habían viajado previamente a África.

Las enfermedades tropicales son frecuentemente causa de ceguera, desfiguración, discapacidad permanente y muerte, especialmente en poblaciones pobres.

En este combate, los últimos éxitos en América Latina han sido protagonizados por Ecuador y Colombia, que eliminaron en 2014 y 2013, respectivamente, la oncocercosis o ceguera de los ríos.

(Fuente: EFE)