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Rusia no pertenece a la coalición liderada por Estados Unidos contra Estado Islámico, pero acá Moscú y Washington reman en la misma dirección. De esta manera, Rusia refrenda su política previa hacia Siria.
A primera vista, todo sigue igual que antes. La televisión estatal rusa no pierde oportunidad de criticar a Occidente. La presentadora del noticiero nocturno parece encantada al citar las palabras pronunciadas por el presidente iraní, Hassan Rohani, en la Asamblea General de Naciones Unidas: “Los fallos estratégicos de Occidente han reforzado a las milicias terroristas de Estado Islámico”.
Las pullas verbales prosiguen. “Me resultó divertido que el presidente estadounidense dijera varias veces que el mundo se había vuelto un lugar más libre y más seguro”, se burló el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, refiriéndose al discurso de Obama ante Naciones Unidas. Al parecer, llegó incluso a preguntarle a Obama si había hecho esa afirmación “en serio”. Lavrov estaba indignado por el hecho de que el presidente estadounidense había situado a Rusia en segundo lugar como amenaza para la paz mundial por su violación del derecho internacional en Ucrania, por detrás de la epidemia de ébola y por delante del terrorismo islamista.
Aviones de combate rusos para Irak
Ucrania sigue pesando en la relación entre Rusia y Occidente. Pero la lucha contra el Estado Islámico en Cercano Oriente parece haber acercado posiciones en los últimos tiempos. Rusia aprobó el pasado miércoles (24.09.2014), junto con los demás miembros del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, una resolución para luchar contra el terrorismo islamista. De esta manera, todos los países miembros están obligados a implicarse para detener a los extremistas.
La postura de Moscú hacia la coalición liderada por Estados Unidos contra Estado Islámico ha sido, hasta el momento, neutral. Involucrarse en ella no entra de momento en los planes de Rusia. “La coalición contra el EI no es un club de baile. Ni esperamos que se nos invite, ni compraremos entradas para formar parte de ella”, dijo un representante del ministerio de Exteriores ruso a la agencia de noticias Interfax. Pero, por otro lado, recalcó que Rusia ya apoya a los países que luchan contra el Estado Islámico.
Esa ayuda se sustancia, fundamentalmente, en refuerzos militares para Irak. Según diversos medios, Rusia envió el pasado verano una docena de aviones de combate del tipo Sukhoi Su-25 y un número indeterminado de helicópteros militares al Gobierno de Bagdad. En julio, Moscú y Bagdad firmaron un contrato millonario para la entrega de lanzacohetes múltiples, obuses y otras armas de guerra. “Desde mucho tiempo antes de que existiera la Coalición, Rusia ayuda a Irak, Siria y otros países de la región que luchan contra este mal”, dijo Lavrov, refiriéndose a las milicias islamistas.
La preocupación rusa por Siria
Mientras que en el caso de Irak, Rusia y Occidente tiran de la cuerda en la misma dirección, el caso sirio presenta más complejidades. Moscú observa con mirada crítica los recientes ataques aéreos de Estados Unidos y sus aliados contra posiciones de los radicales en Siria. Rusia exige que estos se lleven a cabo con la aprobación del gobierno de Damasco. Estados Unidos, por su parte, rechaza esta idea por considerar que Al Assad ha perdido la legitimidad por la represión llevada a cabo contra su pueblo. Rusia y Siria son estrechos aliados desde la época de la Unión Soviética.
Desde el estallido de la guerra civil en Siria en 2011, Rusia tendió la mano a Al Assad y vetó en varias ocasiones resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU que lo hubieran puesto en aprietos. Hace aproximadamente un año, Moscú convenció a Siria de que debía destruir sus armas químicas. De esta manera, Rusia impidió los ataques aéreos estadounidenses contra el país.
Moscú teme ahora que, durante los actuales bombardeos, Estado Unidos ataque no solo posiciones de Estado Islámico, sino también al Ejército de Assad. Moscú califica de “doble rasero” la actuación de Washington en Siria y ve confirmada su trayectoria política previa hacia aquel país. “Nadie nos escuchó cuando pedimos ayuda para el Gobierno sirio contra los terroristas”, dijo Lavrov.
El Estado Islámico amenaza la Rusia de Putin
El apoyo indirecto de Rusia en la lucha contra Estado Islámico es también una forma de autoprotección. Por una parte, las milicias extremistas amenazaron hace pocas semanas al presidente, Vladimir Putin. Un video colgado en Internet presentaba una reivindicación para “liberar” el Cáucaso Norte. “Hay que tomarse muy en serio las amenazas de ataques terroristas en el Cáucaso”, dijo al respecto, en una entrevista, Michail Margelov, presidente del Comité de Asuntos Exteriores del Consejo de la Federación.
Los expertos en seguridad creen que hay tanto extremistas rusos en Siria, como islamistas radicales en Rusia, aunque no hay cifras exactas al respecto. A principios de septiembre, un presunto miembro de Estado Islámico fue detenido en Moscú y las redes sociales rusas bloquean constantemente perfiles de seguidores de Estado Islámico.
(Fuente: Deutsche Welle )