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Por Juan Carlos Sueiro
Oceana Perú
Existe una probabilidad del 48% de un fenómeno El Niño el próximo verano, de acuerdo a un reciente informe difundido la última semana por la comisión ENFEN. Estas previsiones traen a la memoria el impacto en el 2016 en importantes pesquerías, así como el gran impacto que ocasionó El Niño Costero del 2017, sobre todo en la costa norte, aún en proceso de reconstrucción.
Aunque es temprano para asegurar la llegada de El Niño ni tampoco conocer su clasificación, se abre la interrogante pública sobre la preparación del país para – de ocurrir – enfrentarlo y reducir sus impactos.
Para sectores económicos como la pesca, que este año se ha recuperado de El Niño Costero al crecer un 31% en el primer semestre; confirma la necesidad de adaptarse a las grandes variaciones del mar peruano. Como sabemos, la pesca industrial de anchoveta es vulnerable a este suceso, porque esta especie es menos abundante y migra hacia aguas frías.
De otro lado, aumentan las especies más comunes de aguas cálidas, lo que abre nuevas oportunidades en la pesca. Como los langostinos en el norte, el bonito, jurel, caballa y peces que normalmente están muy lejos de la costa como el barrilete, el pez espada, el atún y otros, que aparecen en diversas partes del litoral, así como la concha de abanico en la parte central.
(El Niño trae también oportunidades con la aparición de otras especies como langostinos, atunes y conchas de abanico / Foto: Oceana)Sin embargo, hay que tomar en cuenta que El Niño de alta intensidad obliga a cerrar puertos con más frecuencia, afecta infraestructura de los desembarcaderos y plantas, interrumpe el abastecimiento de agua (y de hielo) y las vías de transporte (la Panamericana, la más importante del país).
La semana pasada, la FAO también informó que el mar peruano podría reducir su productividad, debido al impacto del cambio climático en la Corriente de Humboldt, ya que con un clima más cálido los eventos de El Niño y la Niña serían más frecuentes.
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Ante ello, el organismo global recomienda aplicar cambios de política de gestión de la pesca, mayor investigación científica y un control más estricto de las pesquerías.
El Perú debe hacer prevención siempre, por eso, desarrollar investigación es una inversión de largo plazo para aprovechar la riqueza del mar peruano.
Saber qué está pasando y cómo pueden alterar a los recursos, junto a la difusión pública de informes regulares sobre la situación de las especies, permite tomar medidas de control del gobierno como de los privados, ante escenarios de alto riesgo. Esto será fundamental para la pesca sostenible, los empleos y su aporte a la alimentación.
Sobre el autor
Juan Carlos Sueiro es un economista experto en pesquería, artesanal e industrial. Ha sido consultor de la FAO y el Banco Mundial, exasesor del Viceministerio de Pesquería e investigador asociado del Centro para la Sostenibilidad Ambiental de la Universidad Peruana Cayetano Heredia. Autor de varias publicaciones relacionadas a las pesquerías como a la gestión costera.