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El año 2016 concluye un Acuerdo de París en vigor y ratificado ya por 120 países, lo que da la razón, junto a otros datos económicos, a quienes piensan que la transición a una economía baja en carbono es “imparable” pese a las incertidumbres generadas por la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos (EEUU-USA).
El Acuerdo de París entró en vigor el pasado 4 de noviembre, en un tiempo récord si se compara con el Protocolo de Kioto, donde este proceso demoró siete años.
El gran pacto del clima ha sido ratificado ya por todos los grandes países emisores y otras tantas naciones, que suman casi el 90 % de los gases mundiales, y pese a que la victoria electoral de Donald Trump en EEUU sorprendió en plena celebración de su veloz entrada en vigor en la cumbre del clima de en Marrakech, en noviembre, no provocó fisuras sino un cierre de filas en defensa del acuerdo.
Ningún país dio señales en Marrakech seguir al presidente electo estadounidense si abandonaba el pacto tal como prometió en campaña, y muy al contrario los otros grandes emisores (UE, China, India o Brasil) se apresuraron a manifestar que la transición hacia una economía baja en carbono es “irreversible”.
Ese no retorno se ha confirmado en datos como el del estancamiento de las emisiones mundiales en 2016 por tercer año consecutivo, debido sobre todo a la menor quema de carbón en China y Estados Unidos.
Las instituciones que han ofrecido este dato (Agencia Internacional de la Energía, AIE, o The Global Carbon Project) consideran que es precipitado decir que las emisiones han tocado techo, pero “sí hay claros síntomas de que ha habido un desacople entre crecimiento y contaminación”, subrayó Fatih Birol, director de la AIE.
La Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA, por sus siglas en inglés) anunció que 2015 marcó récord de inversión en renovables (348.000 millones de dólares) y que tres países de América Latina encabezaron la lista de receptores de la misma: Brasil, Chile y México.
Aunque las previsiones apuntan a que la inversión será algo inferior este año, 2016 podrá atribuirse el récord de abaratamiento de tecnologías limpias, habiéndose alcanzado en Chile el mínimo para la energía fotovoltaica: 2,9 céntimos de dólar el kilovatio hora.
Además, casi un 1 % de los poseedores de activos financieros globales han decidido desinvertir en combustibles fósiles, entre ellos el mayor fondo soberano del mundo, el de las pensiones públicas noruegas que ha movido 863.000 millones hacia inversiones libres de riesgos asociados al cambio climático.
La irrupción en este panorama de acción climática global de un futuro presidente de Estados Unidos que había manifestado que el cambio climático era “un cuento chino” y que tan pronto tomase posesión sacaría a su país del Acuerdo de París y suspendería la financiación climática ha sido recibida con pánico en los sectores relacionados con la transición energética.
Aunque una vez electo, Donald Trump ha manifestado que estaba estudiando el pacto del clima y que quizá hubiera alguna conexión entre la actividad humana y el calentamiento global, su equipo de transición está escrutando cada paso dado por los funcionarios de clima y energía en los últimos años mediante un cuestionario de 74 preguntas.
Economistas del clima como Nicholas Stern han apaciguado los ánimos en este sentido asegurando que “Estados Unidos está compuesto de estados y de ciudades que seguirán adelante con la acción climática“ independientemente de lo que haga su presidente, como es el caso de California (que de ser un país sería la cuarta economía mundial) y de ha comprometido a reducir sus emisiones un 40 % en 2030.
Stern también recordó que el próximo secretario de Estado estadounidense Rex Tillerson, pese a haber sido consejero delegado de la petrolera Exxon Mobil, ha expresado abiertamente su reconocimiento a la ciencia del clima y se ha mostrado a favor de una tasa para el carbono.
Esa ciencia ha constatado que la temperatura global romperá récords de calor en 2016, como ya lo hizo en 2015, con 1,2 grados por encima de la época preindustrial, según la Organización Meteorológica Mundial, que ha dicho que 2011-2016 ha sido el periodo más caluroso desde que se tiene constancia.
La zona donde son más visibles los impactos del calentamiento es el Ártico, donde el hielo ha marcado mínimos, desde que comenzaron los registros en 1979, en todas las estaciones de 2016 , y en algunas zonas han alcanzado temperaturas 11 grados por encima de la media.
Fuente: EFE
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