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Los dos japoneses que fueron secuestrados y asesinados por Estado Islámico (EI, ISIS o Daesh) son considerados por muchos de sus compatriotas como ‘meiwaku’, es decir, personas que causan problemas, lo cual va en contra de los valores de la nación.
Para los nipones si sus compatriotas no hubiesen ignorado las recomendaciones de no viajar a Siria, y si el primer ministro Shinzo Abe no hubiese publicitado el apoyo de Tokio a la lucha contra EI, en Japón no se sentiría la inseguridad de estar en la mira de los terroristas.
“Pasa ser honesto, le causaron enormes problemas al gobierno y el pueblo japonés. En los viejos tiempos, sus padres hubieran tenido que hacerse el ‘harakiri’ para pedir perdón”, comentó Taeko Sakamoto, tras conocerse la muerte de Kenji Goto y Haruna Yukawa, reportó AP.
¿PROVOCACIÓN?
“No quiero que el señor Abe haga nada que pueda ser percibido como una provocación, porque correríamos más riesgos todavía”, manifestó Sakamoto al medio.
Y es que Japón no se había involucrado directamente con la ofensiva militar contra ISIS en Irak y Siria. No obstante, poco después de que Abe anunciara el aporte de US$ 200 millones en asistencia no militar a la lucha contra EI, los terroristas exigieron esa misma cantidad por la libertad de los dos rehenes nipones.
Estado Islámico publicó un video con la presunta decapitación de Goto y añadió un mensaje para el Gobierno del País del Sol Naciente: “Abe, por tu decisión inconsciente de participar en una guerra que no se puede ganar, este puñal matará no solo a Kenji, sino que seguirá haciendo una carnicería cada vez que encontremos a tu gente. Que empiece la pesadilla para Japón”.
A pesar de la amenaza, Abe ha mostrado su firme compromiso de seguir en la lucha contra Estado Islámico, y seguir aumentando el apoyo humanitario a los países afectados.
¿PROBLEMÁTICOS?
Koichi Nakano, profesor de política internacional de la Universidad de Sofía de Tokio sostuvo que la gente en Japón ve a los rehenes asesinados por EI como problemáticos por ir a Siria.
Desde un inicio, al contrario de otros países, la opinión pública tuvo una reacción fría respecto a los rehenes. En el caso de la Yukawa, por ser un aventurero aficionado a las armas no generó mucha simpatía entre sus compatriotas.
Goto generó más solidaridad al ser un periodista veterano que se concentraba en historias de niños y refugiados de zonas de combate.
Las familias tanto de Goto como de Yukawa, conscientes de lo que significa ser un ‘meiwaku’, ofrecieron varias disculpas al gobierno y al pueblo japonés por los “problemas” que habían causado.
En un hecho insólito en Japón, Masahiko Komura, vicepresidente del Partido Democrático Liberal, criticó a Goto después de muerto en público. Sostuvo que era un buscapleitos, que ignoró varias veces las recomendaciones de no ir a Siria.
“Debo decir que lo suyo fue un coraje irresponsable, no es un verdadero coraje, sin importar lo loables que puedan haber sido sus intenciones”, declaró.
Otros jóvenes japoneses que en el pasado fueron secuestrados y luego liberados, también fueron condenados por sus compatriotas, y tuvieron que costarse hasta los pasajes de regreso.