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Los cráneos pertenecen a un anciano, una mujer joven, un joven de sexo no identificado y tres hombres adultos. Según detalla en su artículo publicado en la revista Science el equipo internacional de paleontólogos que trabajó en el lugar, parece que murieron con una diferencia de unos centenares de años entre uno y otro.
Los seis individuos son formas tempranas de Homo erectus, un ancestro humano que vivió a principios del Pleistoceno (entre 2,59 millones de años y 10.000 años a. C.), cuando nuestros antepasados salieron de África por primera vez. Esta especie fue la primera en tener las mismas proporciones que los humanos modernos. Se cree que también podrían haber sido los primeros en conocer el fuego y cocinar.
Según expertos, uno de los tres cráneos fósiles de varones adultos, el último encontrado, representa uno de los hallazgos más importantes en la historia, al ser la única muestra intacta hasta la fecha. El Homo erectus tiene rostro alargado y dientes grandes y gruesos pero, al mismo tiempo, el menor neurocráneo de los seis individuos, de menos de 550 centímetros cúbicos.
Según sostienen los paleontólogos, el descubrimiento y el análisis comparativo de los restos de los seis individuos podrán servir de punto de referencia para una reconsideración de la historia de la civilización humana, ya que prueban que el Homo erectus migró y llegó a Asia muy poco después de surgir en África.
Por otra parte, lo más probable es que modifiquen el árbol genealógico de la humanidad.
Durante décadas de excavaciones aisladas en África, los investigadores identificaron media docena de subespecies de Homo erectus. Ahora muchas de ellas, si no todas, podrían desaparecer de las enciclopedias: al comparar las diferentes subespecies detectadas en África con los restos descubiertos en Dmanisi, el equipo que trabajó en el lugar concluyó que la variación entre ellas no supera la observada en Dmanisi. Es decir, los ancestros humanos del mismo periodo hallados en África podrían ser más bien variantes estándar de Homo erectus y no subespecies diferentes.
Sin embargo, la comunidad científica no se ve muy convencida por el momento. “Necesitamos esqueletos, un material más completo, para poder verlos de pies a cabeza” y llegar a la conclusión de que no hay subespecies, insistió Lee Berger, de la Universidad de Witwatersrand (Sudáfrica), al diario británico The Daily Mail.
(Fuente: RT en español)