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María tomó a sus cuatro hijos, salió de casa y entró a uno de los dos refugios secretos para mujeres maltratadas de Ciudad Juárez, frontera de México con Estados Unidos (EEUU-USA), donde ahora busca dejar atrás 17 años de violencia familiar.
“Sufría violencia psicológica y física, humillaciones, jalones, no podía salir, no me podía poner vestidos, nada más me quedaba encerrada en casa”, asegura a Efe María, en el centro de la Red Nacional de Refugios de Juárez, en el norteño estado de Chihuahua.
María y sus hijos están a unos días de cumplir los tres meses que el refugio señala como tope de estancia, tiempo en el cual recibió atención psicológica y se le preparó para un nuevo comienzo, superada ya la situación de maltrato familiar.
Ciudad Juárez, fronteriza con El Paso (Texas, Estados Unidos), arrastra la fama de los feminicidios que la marcaron la última década del siglo XX.
La violencia contra mujeres no declina en esta población si nos atenemos a los más de 2.000 detenidos por violencia familiar durante el último año por las autoridades, aunque la estadística real se desconoce porque muchos casos no se denuncian.
María, un nombre ficticio para proteger su verdadera identidad, relató a Efe que durante 17 años soportó la violencia de su esposo, al que califica de agresor y afirma que hoy está consciente de los abusos que vivía.
“Yo decía que tenía que aguantar por mis hijos, porque ¿Qué iba a hacer yo sola con mis hijos? Sin embargo, uno sí puede salir adelante, se da cuenta uno aquí que sí se puede sola”, expresa.
Recuerda que su “agresor” le impedía trabajar y salir sola de casa y que la mayor parte del tiempo estaba encerraba y que si salía, entonces su suegra, que era su vecina, la acusaba con su hijo para que la maltratara.
Los dos hijos pequeños de María salen del refugio para ir a la escuela bajo el cuidado del personal de la institución y los dos permanecen con ella como parte de la política de seguridad que incluye mantener en secreto la ubicación del mismo.
La seguridad ha llegado a ser tan rígida que colocan vendas en los ojos de las mujeres para que no conozcan la ubicación exacta del refugio, explicó a Efe la directora de la asociación civil Sin Violencia, Elia Orrantia.
Esto garantiza a las víctimas que estarán lejos del alcance de sus agresores y también la propia confidencialidad del refugio, donde se les da apoyo psicológico, asesoría jurídica y lo necesario para que durante tres meses puedan salvaguardar su integridad.
Desde que el refugio de Ciudad Juárez abrió sus puertas en 2003 se han atendido a 642 mujeres, y si se incluye a sus hijos, la cifra de atención se eleva a 1.861 víctimas, de acuerdo con las cifras de la Red.
Con María, en este refugio secreto hay 11 mujeres con 13 niñas y 11 niños. Todas colaboran para su funcionamiento con actividades como la preparación de los alimentos, la limpieza y el cuidado de los menores de edad, explicó Orrantía.
La rutina se modifica los fines de semana y dos mujeres son designadas para preparar los alimentos por lo que después del taller de tejido, donde además suelen conversar sobre sus experiencias María y Laura entraron al comedor a cocinar en la estufa industrial.
Estas dos mujeres prepararon una parrillada con arroz y agua de mango para sus compañeras, que esperaban el llamado a comer mientras veían una película sus hijos o aprovechaban el tiempo para lavar su ropa.
María afirma que todo esto vale la pena pues cuando salga podrá realizar su plan de vida, como lo ideó, con lo aprendido en los talleres de este centro al que considera un espacio de paz y apoyo.
Fuente: EFE