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El explosivo aumento de la liberación de metano (CH4), junto al CO2 y el óxido de nitrógeno uno de los principales gases de efecto invernadero, representa un nuevo reto para el contexto de la lucha por el medio ambiente del planeta.
Casi cien científicos publicaron un estudio, titulado Balance mundial del metano 2016, en el que advierten que la concentración de CH4 en la atmósfera en 2015 fue 20 veces superior que el año anterior, tras una década en incremento incesante.
Desde 2012 han sido liberados unos 558 millones de toneladas de metano cada año. El gas atrapa 28 veces más calor que el dióxido de carbono (C02), responsable del 80% del calentamiento global que golpea al medio ambiente. En 2015 alcanzó las 1.834 partes por cada mil millones de unidades de aire (ppmm).
“La estabilización que hemos visto en los últimos tres años de las emisiones de CO2 es radicalmente diferente del reciente y rápido aumento del metano”, refiere, citado por El País, el profesor de geología de la Universidad de Stanford (Estados Unidos) y coautor del informe, Robert Jackson.
¿Qué problemas genera tanta liberación de gas? El Acuerdo de París, con miras a un optimista aumento de 1,5 grados o menos de 2 grados de la temperatura hacia 2100, se fijó una progresiva reducción de las emisiones de CO2, pero no tomó en cuenta el metano.
Si su concentración supera las 1.900 ppmm, la considerable reducción de las emisiones de CO2 sería eclipsada por el potente efecto invernadero del CH4.
LAS FUENTES DE PRODUCCIÓN DE METANO
“Si queremos mantenernos por debajo de los 2 grados de subida, no podemos seguir este camino y necesitamos cambiar de rumbo ya”, subraya la investigadora de la Universidad de Versalles San Quintín (Francia) y coautora del estudio, Marielle Saunois.
De los 558 millones de toneladas de metano emitidas cada año, el 60,8% proviene de actividades humanas y el resto son de origen natural. La ganadería, en concreto el sistema digestivo de los 2.500 millones de cabezas de ganado que alimentan a media humanidad, aporta un tercio de emisiones. A los arrozales de todo el mundo se debe el 9%:
La gestión de basura y aguas residuales (18%) y la producción y la distribución de combustibles fósiles (34%) podrían mitigarse mediante la tecnología. El reto se concentra en la producción ganadera y agrícola, y en prevenir amenazas a la seguridad alimentaria.
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