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El 15 de mayo fue declarado el día de la solidaridad con los trabajadores de los locales de comida rápida en 150 ciudades de Estados Unidos y en otros 33 países para ayudar a los empleados del sector a conseguir aumentos salariales.
Los organizadores prometen que la acción se extenderá en 80 ciudades fuera del gigante norteamericano. El objetivo de las protestas es doble: obligar a los fast food a aumentar hasta USS$15 dólares la hora el salario de sus empleados y conseguir el derecho a organizarse sin la injerencia del empleador.
El diario The New York Times indica que el movimiento mundial reunirá a miles de empleados de las empresas más importantes de la industria –un sector que no solo ha revolucionado la forma de comer, sino que es fundamental en el mercado de trabajo–, como McDonald’s, Burger King y KFC.
El secretario general de la Unión Internacional de Trabajadores de la Alimentación, Agrícolas, Hoteles, Restaurantes, Tabacaleras y Afines (UITA), Ron Oswald, señaló que los trabajadores de EE. UU. inspiraron a los empleados de otros países para “luchar por unos salarios más altos y más derechos laborales”.
La UITA representa a 12 millones de empleados en 126 países. La presidenta de la Unión Internacional de los Empleados de Servicios, Mary Kay Henry, sostiene que si los trabajadores se declaran en huelga en 150 ciudades de EE.UU. y otros países, se habrá logrado una de las mayores protestas laborales en años.