Violencia extrema sigue en aumento (Foto: EFE)

Violencia extrema sigue en aumento (Foto: EFE)

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La creciente islamofobia, el resurgimiento de los grupos nacionalistas y los populistas en la Unión Europea y la aparición de un neoautoritarismo en el sur del Mediterráneo son los factores que alimentan el extremismo en la región.

Esta es la principal conclusión de un amplio y ambicioso estudio realizado por el Instituto Euromediterráneo (IEMed) y presentado hoy en Túnez junto al Instituto Internacional por la acción No-Violenta (NOVACT).

Ambas organizaciones apuestan por una cooperación regional más amplia y variada, que incluya a actores políticos pero también a miembros de la asociación civil para derrotar una lacra que tiene “múltiples orígenes y causas variadas” y que amenaza por igual a todos los pueblos de la región.

“Lo que nos enseñan los resultados es que el extremismo violento no es una cosa que afecta principalmente a la Unión Europea, es un reto para todo el Mediterráneo, es un reto común”, explicó a Efe el director académico del estudio, Emmanuel Cohen-Hadria.

“La UE no es una víctima, los países del sur del Mediterráneo son las víctimas principales y es un reto que tenemos que afrontar todos juntos”, agregó Cohen-Hadria, investigar asociado al IEMed.

En este sentido, el estudio, en el que han participado más de 6.500 expertos procedentes de los 43 países que forman parte de la Unión por el Mediterráneo, subraya que la violencia extremista es multisectorial y que por ello una respuesta solo sustentada en la seguridad está abocada al fracaso.

Y advierte de que la lucha contra extremismo y violencia no solo está asociada a los fanatismos religiosos, si no que debe incluir el combate de la violencia de género, el tráfico de personas, los delitos de odio y a las ideologías fascistas.

“Las medidas de seguridad no deben ser las únicas para afrontar este fenómeno. Hay que abordar las causas estructurales, la situación socioeconómica o la islamofobia en la UE, que también es una causa del extremismo violento. Es un trabajo que requiere afrontar muchas causas estructurales”, subrayó el investigador.

“El extremismo violento es una amenaza para todo el proyecto euromediterráneo porque afecta la cohesión de la sociedad. Detrás del ataque directo de acciones terroristas hay un efecto más estructural”, agregó.

Por ello, Cohen-Hadria insistió en que las políticas de acción y de prevención del extremismo deben salir de la estrecha esfera de la bilateralidad y entrar en una dinámica multirregional que implique a todos los países y sirva para romper la tendencia a entenderlas como una cuestión eje norte y eje sur.

“Necesitamos una plataforma más regional porque es un problema euromeditarréneo”, consideró.

En la misma línea se pronunció Luca Gervasoni, co-director de NOVACT, una organización que junto a otro de centenar de grupos de la sociedad civil participan en la OPEV, un novedoso observatorio para prevenir el extremismo en todas sus dimensiones.

“Estamos aquí para presentar el OPEV, que es una plataforma de 172 entidades de 22 países de todo la zona euromediterránea que nos hemos juntado para trabajar conjuntamente ya hacer una aportación positiva a la prevención del extremismo”, señaló a Efe.

“Nuestras prioridades son intentar prevenir acciones violentas de extrema derecha, nos preocupan los movimientos islamófobos, nos preocupa también el extremismo religioso, y me atrevería a decir la creciente corriente autoritaria que se está instalando en toda la región mediterránea”, añadió.

Con este mismo objetivo, NOVACT puso hoy en marcha plataforma con cinco importantes e influyentes organizaciones tunecinas con el mismo objetivo.

(Fuente: EFE)