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El primer ministro de Irak, Nuri al Maliki, calificó de “golpe de Estado” los llamados de varios sectores para formar un ‘gobierno de unidad’ que le haga frente a los ataques de los insurgentes suníes del Estado Islámico en Irak y Siria (EIIS o ISIS por sus siglas en inglés).
El mandatario, que pertenece a la rama del islam chiita, es criticado por la minoría suní por supuestamente no representarlos en el Gobierno e intentar perpetuarse en el poder. Fue esta misma indignación la que el EIIS ha aprovechado para ganar el apoyo de la población y ocupar importantes zonas del norte del país.
Incluso sus aliados en los Estados Unidos presionan a Al Maliki para que el próximo mandato en Irak sea más inclusivo. La Casa Blanca envió, la semana pasada, 300 asesores a Irak para ayudar y aconsejar a las fuerzas iraquíes a enfrentarse a los jihadistas, quienes quieren crear un estado islámico entre Siria e Irak regido por la ley sharia.
En una aparición televisiva, Al Maliki hizo un llamado a las “fuerzas políticas” para cerrar filas frente a los milicianos suníes, pero no anunció ninguna medida para acercarse a esta minoría insatisfecha, informó BBC News.
El mandatario opinó que la creación de un ‘gobierno de unidad’ que incluya todos los grupos religiosos y étnicos iría contra los resultados de las elecciones parlamentarias de abril, ganados por su partido el Estado de la Ley.
“Las peligrosas metas de formar un gobierno de salvación nacional no están escondidas. Es un atentado de aquellos que están contra la constitución de eliminar el joven proceso democrático y robar el voto de los votantes.
La colación de Al Maliki mantiene la mayoría de los asientos de la cámara, por lo que facilmente será reelegido para quedarse otros cuatro años al frente del Gobierno de Irak.