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Al menos 17 personas fallecieron en la Costa Azul de Francia como consecuencia de una violenta tormenta de lluvia que provocó anoche inundaciones en una decena de ciudades y causó importantes daños materiales.

El balance puede empeorar porque cuatro personas más se encuentran desaparecidas sin que las autoridades francesas alberguen muchas esperanzas de encontrarlas con vida, ya que su pista se pierde en el interior de subterráneos que se inundaron y cuyo acceso es muy complejo.

Se trata del temporal más mortífero que ha vivido Francia desde 1990, una violencia que el presidente francés, François Hollande, que visitó la zona siniestrada, achacó a la intensidad de las lluvias y lo inesperado del fenómeno.

Aunque los servicios meteorológicos habían lanzado el nivel naranja de vigilancia, nadie podía esperar que la zona situada entre Niza y Cannes iba a recibir casi 200 litros por metro cuadrado en algo menos de tres horas.

Fue un golpe violento incluso en una región acostumbrada a la gota fría en esta época del año, pero que se vio sorprendida cuando llovió tanto como en dos meses.

Un fenómeno “repentino”, según las autoridades, que se vio amplificado porque la zona concentra elevados niveles de urbanización, lo que hizo que el agua convirtiera las calles y carreteras en torrentes que arrastraron a su paso cuanto encontraron.

Los coches y el mobiliario urbano se amontonaron en las calles y se registraron infinidad de caídas de árboles.

La mayor parte de las víctimas mortales se vio arrastrada por ese fenómeno.

La peor parte se la llevó la ciudad de Mandalieu-la-Napoule, situada junto a Cannes, donde el número de fallecidos se eleva a 7.

Se trata de personas que acudieron a sus garajes subterráneos para sacar sus vehículos y se vieron sorprendidos por la tromba de agua que les sumergió de forma mortal.

Los servicios de rescate todavía no han encontrado a una persona desaparecida en esa localidad.

En Cannes se registraron dos muertes, la de una sexagenaria arrastrada por la corriente cuando paseaba por la calle y la de otra persona cuyo cuerpo fue encontrado en un garaje, un balance que puede empeorar puesto que al menos otras dos personas están desaparecidas.

Al norte de esa ciudad, en el municipio de Vallauris, tres miembros de una misma familia murieron cuando, pese a las advertencias de otros vecinos, trataron de pasar con su coche bajo un túnel y quedaron bloqueados en el interior.

Algo más al este, en la localidad de Biot, las lluvias provocaron la crecida del río Brague, que se desbordó y las aguas llegaron hasta una residencia de la tercera edad, donde tres ancianos que se encontraban en la planta baja fallecieron.

La última víctima mortal hasta el momento se encontró en un cámping de la localidad de Antibes.

Hollande aseguró que se declarará el estado de catástrofe natural y que las indemnizaciones a los afectados se pagarán en un plazo de tres meses.

Además, anunció la creación de un fondo de compensación a los municipios dañados y se creará una partida de financiación dedicada a los comerciantes afectados para que puedan abrir lo antes posible sus negocios.

A dos meses de que París albergue la Cumbre sobre el Clima para evitar los efectos del calentamiento climático, Hollande aprovechó para decir que este tipo de catástrofes naturales “se han reforzado” en los últimos años “en ritmo y en intensidad”.

Los meteorólogos coinciden en señalar que era casi imposible detectar la intensidad de la tormenta que arrasó la zona.

Los niveles de lluvia que cayeron superaron las mayores cifras registradas hasta la fecha.

Las tormentas suelen pasar y barrer buena parte del litoral, pero en esta ocasión permanecieron durante dos horas centradas en una zona muy localizada, lo que intensificó las consecuencias.

Las ciudades afectadas habilitaron pabellones para acoger a los afectados, incluido el Palacio de Festivales de Cannes, sede de la popular muestra de cine.

(Fuente: EFE)


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