Xi Jinping se reúne con Raúl Castro y funcionarios cubanos. (Foto: Estudio Revolución)

Xi Jinping se reúne con Raúl Castro y funcionarios cubanos. (Foto: Estudio Revolución)

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“Mientras China busca afianzar sus lazos con gobiernos afines en América Latina, los países latinoamericanos buscan el apoyo de Pekín como potencia del siglo XXI”, apuntan Ana Soliz Landivar y Sören Scholvin, del Centro Alemán de Estudios Regionales (GIGA), con sede en Hamburgo.

La decisión de crear, junto a Brasil, Rusia, India y Sudáfrica (los BRICS) un Banco de Desarrollo propio fue el inicio de la gira por América Latina del presidente chino Xi Jinping, que lo llevó por Brasil, Argentina, Venezuela y Cuba. Xi ofreció, entre otros numerosos proyectos comerciales y de inversiones, participar en la construcción de una vía ferroviaria transamazónica que una a Perú con Brasil.

Estrategia ya probada en África

Pekín está ejecutando una segunda fase de su estrategia: pasar de las tradicionales relaciones bilaterales a comprender el subcontinente como un bloque de grandes perspectivas comerciales y geopolíticas. Una muestra de ello son no solo los proyectos comerciales en Argentina y Venezuela, sino su prevista participación en la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC).

Esta última jugada no tiene precedentes: Pekín será, a fines de 2014, el anfitrión de la próxima cumbre de una organización de 33 países americanos que excluyó expresamente a Estados Unidos y Canadá cuando se constituyó en 2011, en Caracas. La CELAC fue especialmente impulsada por el fallecido presidente de Venezuela, Hugo Chávez, y reúne a una población de 590 millones de habitantes.

Los “amigos” de China

China ve en los latinoamericanos “amigos y aliados”, expresó Xi Jinping en Brasil, respaldándolo con hechos: las transacciones entre ambas regiones ascendieron en 2013 a 261.000 millones de dólares, mientras en la anterior década apenas sumaban 12.000 millones. China es hoy el segundo socio comercial de la región y su tercer inversionista.

Según Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, “China se ha convertido en el mayor prestamista de Caracas con 45.000 millones de dólares en la última década”. Así como América Latina va camino de convertirse en uno de los mayores deudores y receptores de inversiones de China, las inversiones del Reino del Centro en Latinoamérica superan a las del Banco Mundial.

Aunque para los combustibles y los granos de Venezuela y Argentina China ha sido una tabla de salvación en los últimos años de crisis, la dependencia de China crece y empieza a preocupar. Algunos temen que América Latina está pasando de una dependencia económica de Estados Unidos a una de China.

Un asunto de geopolítica

Pero eso no es todo: la construcción del canal interoceánico que atravesará Nicaragua es otro de los megaproyectos que van más allá de la inversión económica. Si bien firma como titular el empresario Wang Jing, del Grupo HKND, Pekín sería el más beneficiado, tanto económica como geoestratégicamente: 50 años de derechos como constructor con fondos propios y 50 más prorrogables de concesión de la gerencia, además del paso libre del Pacífico al Atlántico y viceversa.

Al aspecto comercial y político se agrega el militar: “Pekín y Lima acordaron ya en 2008 una cooperación militar”, recuerdan Landivar y Scholvin, del GIGA. ¿Es la gira de Xi Jinping un mensaje a EEUU?, pregunta, por su parte, el columnista Andrés Oppenheimer en The Miami Herald. Según el analista, Pekín estaría respondiendo a los planes de EEUU de acercarse más a Japón, por lo que la réplica de Pekín significaría que “si te metes en mi vecindario, yo me meto en el tuyo”.

(Fuente: Deutsche Welle )