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El referendo pautado para este domingo (16.3.2014) con miras a decidir si la península ucraniana de Crimea se autoproclamaría independiente de Ucrania ya había sido declarado “ilegal” por la Unión Europea (UE), la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), el Consejo de Europa y el Grupo de los Siete (G7). Pero ahora que la consulta popular se ha consumado y que el 96 por ciento del electorado votó a favor de la secesión, ¿qué peso tiene el veredicto de Occidente y qué pueden hacer sus líderes más prominentes al respecto?

Los ministros de Exteriores comunitarios se reunieron este lunes (17.3.2014) para decretar las primeras sanciones contra la élite política rusa. Como primera medida, acordaron una lista de 21 personalidades rusas a quienes se les prohíbe la entrada en la Unión y cuyas cuentas bancarias van a ser bloqueadas, como respuesta a las acciones rusas en la república autónoma ucraniana de Crimea.

Dichas sanciones ya habían sido anunciadas hace ya diez días como reacción a la intervención militar de Rusia en el conflicto interno de Ucrania y al auspicio del referendo secesionista. El objetivo es obligar a Moscú a negociar con el nuevo Gobierno de Kiev para hallar una solución diplomática a esta crisis.

Amenazas por cumplir

La situación es compleja. Por un lado, la mayoría de los miembros del Parlamento de Crimea, 85 para ser exactos, se pronunció a favor de la independencia y el Gobierno de esa república autónoma presentó simultáneamente una petición formal para adherirse a la Federación Rusa. De ahí que algunos diplomáticos europeos consideren inevitable un proceso de anexión a corto plazo. Pero, por otra parte, la UE advirtió que no se quedaría de brazos cruzados porque sabe que su credibilidad como global player está en juego.

El dilema de las sanciones

Esas negociaciones pueden ser bilaterales o incluir a mediadores de otros países y organizaciones internacionales. Los europeos se mantienen flexibles en ese punto. Lo que la UE parece tener claro es que Rusia no hará el esfuerzo de dialogar con Ucrania sin que se ejerza presión sobre el Kremlin. Algunos socios del bloque comunitario, como Chipre y España, desaconsejan actuar con demasiada dureza; otros, como el ministro de Exteriores de Luxemburgo, Jean Asselborn, dan por sentado que Rusia se ha aislado a sí misma.

Y Alemania comparte la opinión de otros vecinos según la cual, aún después de sancionar a Rusia, a Moscú se le deben ofrecer posibilidades de negociación y salidas diplomáticas a esta crisis. De momento no está claro cómo reaccionará la UE si el Kremlin se rehúsa a negociar con Kiev a pesar de las sanciones. El siguiente paso podría ser la imposición de sanciones económicas, pero esas son las medidas más severas que la UE puede aplicar y sólo se implementarían si Rusia atenta contra la estabilidad en el este de Ucrania o si envía más tropas.

Y es que, tanto en Bruselas como en Berlín, se teme que este tipo de respuestas conduzcan a una espiral de sanciones y contra-sanciones de consecuencias imprevisibles.

(Fuente: Deutsche Welle )