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“Se trata de una nueva ola de emigración”, dice Sergey Kusnezov, quien recientemente se mudó con su esposa a Francia. Kusnezov es escritor y psicólogo. Sin embargo, sus experiencias al emigrar lo llevaron a ejercer un trabajo completamente nuevo. Ahora, asesora a personas que han decidido abandonar Rusia.
Kusnezov y su esposa fundaron en Facebook la comunidad “Maleta, central de estaciones, ¿a dónde ir?” (Chemodan, Vokzal, Kuda?). En tanto, ya cuenta con más de 3.000 seguidores. Pese a que el asesoramiento cuesta 700 euros, la afluencia es alta. Por lo general, sus clientes son representantes de la clase media rusa: mano de obra altamente cualificada, freelancers y propietarios de pequeñas empresas.
Nuevos emigrantes políticos
Según Kusnezov, los emigrantes rusos son muy pesimistas en lo que respecta a las perspectivas económicas, la educación y el sistema de salud en su patria. Pero sobre todo se preocupan por sus posibilidades de desarrollo personal. En Rusia, ya no tienen posibilidades para autorealizarse a través del empleo, critican.
Kusnezov cuenta que sobre todo a principios de 2014 sus clientes decidieron emigrar al extranjero. “Esta gente no quiere irse. Solo se marcha a causa del desarrollo político en el país”, dice. Si antes los rusos abandonaban el país por razones económicas, ahora lo hacen por razones políticas, señala.
Destinos favoritos
Entre los destinos favoritos de sus clientes se encuentran los países de Canadá, Australia y Estados Unidos. Muchos también emigran a países europeos como Alemania o Francia. Como tercera opción, eligen vivir en países de Europa del este.
El asesor asegura que los programadores casi no tienen problemas para encontrar trabajo en el extranjero, puesto que entre sus clientes no se encuentra ni un solo representante de este grupo de profesionales.
Jekaterina Warga, de la Escuela Superior de Economía en Moscú, lo confirma. Sobre todo los expertos altamente cualificados tienen buenas posibilidades de encontrar un empleo en Occidente, afirma.
“En primer lugar se trata de programadores y científicos. Los médicos la tienen mucho más difícil. Las exigencias hacia la formación profesional de los médicos no es la misma en Estados Unidos y Europa que en Rusia”, dice. Sin embargo, también hay excepciones. Las enfermeras y los trabajadores de salud, por ejemplo, son solicitados en los países industrializados.
A finales del año pasado, la programadora rusa Margarita Krasnoselskaya tomó la decisión de emigrar junto con su familia. “Cuando Putin dijo que había traidores a la patria entre nosotros, mi familia y yo nos vimos en peligro. No somos activistas políticos, pero tampoco seguidores del régimen”, cuenta Margarita. Por ello quiere abandonar Rusia lo antes posible. A dónde, no le importa mucho.
(Fuente: Yulia Vishnevetskaya/Markian Ostaptschuk/Deutsche Welle )