(Foto: Cortesía @tohnes)

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Más de 40 personas fallecidas y cerca de 60.000 evacuadas es el saldo que han dejado hasta el momento las fuertes lluvias que en lo que va de diciembre han afectado al sureste de Brasil.

Según reportan agencias internacionales, los estados de Minas Gerais y Espirito Santo son los más perjudicados por las graves precipitaciones, tanto así que el gobernador del segundo de los mencionados, Renato Casagrande, indicó que se tendrá que “reconstruir el estado” debido a los daños generados por el fenómeno atmosférico.

En Minas Gerais –cercano a Espirito Santo – el número de fallecidos asciende a 17 y hay más de 4.000 personas que han sido evacuadas de sus casas. Pese a que la lluvia se presentó con menos intensidad en las últimas horas, el acceso a algunas ciudades y comunidades de ambos estados es todavía complicado debido a que varias carreteras permanecen inundadas o fueron destruidas.

Con el objetivo de colaborar con el rescate de enfermos y niños, la Fuerza Aérea Brasileña (FAB) dispuso el envío de tres helicópteros y dos aviones. En el día de Navidad fueron rescatadas nada más y nada menos que 88 personas, y este jueves un total de 74.

El ministro de Salud, Alexandre Padilha, anunció que el Gobierno enviará la noche del jueves otras dos toneladas de medicamentos e instrumentos médicos a Espirito Santo, que ya ha recibido dos toneladas de estos insumos.

Según reporta la página web de O Estado, las autoridades locales recibieron 3.000 toneladas en donaciones, la mayoría ropa, calzado y alimentos.

Además, el Ejército dispuso de 273 efectivos – 230 de Río de Janeiro – para colaborar en las tareas de distribución de alimentos y rescate, así como en la construcción de un puente provisional metálico para comunicar a dos ciudades afectadas.

En tanto, se supo que la presidenta Dilma Rousseff interrumpirá sus vacaciones en Bahía para visitar el viernes los lugares afectados en ese estado. Cabe destacar que la mandataria sobrevoló el martes las zonas inundadas en Espirito Santo.

Tras realizar esa labor, Rousseff prometió ayuda gubernamental para las familias damnificadas, muchas de las cuales pasaron la Nochebuena refugiadas en escuelas e iglesias.