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Británicos de todas las edades narran en la página virtual del Imperial War Museum su relación con la Primera Guerra Mundial . Allí se encuentra, por ejemplo, la historia del abuelo al que el primer día de su servicio en el frente de batalla le tocaba sacar los cadáveres de sus compañeros para darles sepultura.
O el caso del tatarabuelo, que siendo médico militar, fue asesinado por francotiradores. O el trágico destino de la mujer, cuyo prometido murió. Hijos, nietos y tataranietos de las víctimas piden en un video respaldo financiero para la gran exposición que en este verano recordará los 100 años del comienzo de la “Gran Guerra”, que quedó muy marcada en las mentes de las familias británicas.
Para los alemanes de hoy es, por el contrario, difícil establecer algún vínculo con los avatares de la Primera Guerra Mundial. La pregunta que ocupa a muchos alemanes es ¿fueron nazis mis abuelos?
¿Víctima, victimario o colaborador?
La postura o la relación de los antepasados con la dictadura criminal de los nazis sigue moviendo y conmoviendo a los alemanes, como lo muestra el caso de Jennifer Teege. Hija de un alemán y una nigeriana, la vida de Jennifer dio un vuelco después de haberse enterado, por casualidad, que su abuelo, Amon Göth, había sido el sádico comandante del campo de concentración del que Schindlers salvó a decenas de personas.
Los horrores de la Primera Guerra Mundial fueron cubiertos por los crímenes aún mayores de los nacionalsocialistas, antes y durante la Segunda Guerra Mundial, el Holocausto y la Guerra Fría.
Alemania, una Historia fracturada
Mientras en Inglaterra y Francia sus sistemas democráticos permanecieron más o menos estables en el siglo xx, la historia de Alemania está llena de fracturas: desde 1914 Alemania tuvo cinco sistemas: el Reino del Káiser, la República de Weimar, la dictadura nacionalsocialista, luego vinieron la “Dictadura del Proletariado” en el régimen comunista de la República Democrática Alemana, y la República Federal de Alemania, el actual sistema de democracia parlamentaria.
Tras un encarnizado enfrentamiento entre las dos Alemanias y sus diferentes sistemas, apenas hace 25 años existe la que hoy conocemos como Alemania unificada. Alemania es una democracia joven.
Solo países como Polonia, Rusia o los de los Balcanes han experimentado quiebres tan decisivos en su historia, como los que ha soportado Alemania. El politólogo Herfried Münkle habla de una “línea Este-oeste, en la cultura de los recuerdos” en Europa.
Investigación de las causas y no inculpaciones mutuas
Fue el historiador Fritz Fischer quien expuso la teoría de que Alemania tuvo la mayor parte de la culpa en el inicio de la conflagración, dando así paso a un largo debate. En 2014, cien años después, se han lanzado diversas publicaciones en las que la culpa de la guerra empero, no es especialmente destacada. Establecer el culpable es, de por sí, una tarea casi imposible.
El actual estudio de la Primera Guerra Mundial se centra más bien en las causas, como lo hace Christopher Clarks, en su libro “Die Schlafwandler“ (Los sonámbulos), en el que el historiador australiano analiza la guerra como un “resultado evitable de una maraña de hechos y decisiones”.
Herfried Münkler, por su parte, describe en “La Gran Guerra“ el panorama de la época y muestra lo que los políticos pueden aprender hoy de la historia. Por ejemplo, que los focos de conflicto deben ser atendidos a tiempo, antes de que incendien toda una región, un continente o todo el mundo, como ocurrió en la Segunda Guerra Mundial. Y sigue hoy ocurriendo en muchas partes del mundo.
(Fuente: Deutsche Welle )