El rey Juan Carlos I deja el trono tras 40 años. (Foto: Casa de S.M. el Rey)

El rey Juan Carlos I deja el trono tras 40 años. (Foto: Casa de S.M. el Rey)

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El rey Juan Carlos I de España anunció hoy su abdicación a favor de su hijo Felipe.

El monarca, que dirigió el país desde la muerte de Francisco Franco en 1975, consideró que llegó el momento de que “una generación más joven, con nuevas energía” lleve a cabo “las transformaciones y reformas que la coyuntura actual está demandando” en referencia, entre otras cosas, a la profunda crisis económica en la que está sumida la nación europea.

El soberano de 76 años deja el trono debilitado por una serie de problemas de salud y desacreditado por denuncias de corrupción en contra el esposo de su hija la infanta Cristina. Juan Carlos también fue muy criticado por ir a cazar elefantes en un lujoso safari en 2012, en plena crisis económica española.

Su hijo, actual príncipe de Asturias, asumirá el trono bajo en nombre de Felipe VI.

“Mi hijo Felipe, heredero de la Corona, encarna la estabilidad, que es seña de identidad de la institución monárquica”, indicó Juan Carlos I.

El presidente de España, Mariano Rajoy, fue el primer en anunciar la decisión del todavía monarca. “Espero que en un plazo muy breve, las cortes españolas pueden proceder al nombramiento como rey del que hoy es el príncipe de Asturias”, dijo.

Según El País, Juan Carlos I decidió dejar el trono el 5 de enero, su cumpleaños 76, aunque recién se lo comunicó a Rajoy el 31 de marzo. Antes de tomar la decisión, el monarca consultó con su sucesor y con la Casa del Rey. Además, encargó un informe político, jurídico y práctico sobre la abdicación.

Durante un mensaje dirigido a todos los españoles,* el rey destacó la transformación de la nación ibérica desde el regreso de la democracia* y resaltó que accedió al trono con el “firme compromiso de servir a los intereses generales” del país.

Aquí el comunicado de Juan Carlos I de España:

Me acerco a todos vosotros esta mañana a través de este mensaje para transmitiros, con singular emoción, una importante decisión y las razones que me mueven a tomarla.

En mi proclamación como Rey, hace ya cerca de cuatro décadas, asumí el firme compromiso de servir a los intereses generales de España, con el afán de que llegaran a ser los ciudadanos los protagonistas de su propio destino y nuestra Nación una democracia moderna, plenamente integrada en Europa.

Me propuse encabezar entonces la ilusionante tarea nacional que permitió a los ciudadanos elegir a sus legítimos representantes y llevar a cabo esa gran y positiva transformación de España que tanto necesitábamos.

Hoy, cuando vuelvo atrás la mirada, no puedo sino sentir orgullo y gratitud hacia vosotros.

Orgullo, por lo mucho y bueno que entre todos hemos conseguido en estos años.

Y gratitud, por el apoyo que me habéis dado para hacer de mi reinado, iniciado en plena juventud y en momentos de grandes incertidumbres y dificultades, un largo período de paz, libertad, estabilidad y progreso.

Fiel al anhelo político de mi padre, el Conde de Barcelona, de quien heredé el legado histórico de la monarquía española, he querido ser Rey de todos los españoles. Me he sentido identificado y comprometido con vuestras aspiraciones, he gozado con vuestros éxitos y he sufrido cuando el dolor o la frustración os han embargado.

La larga y profunda crisis económica que padecemos ha dejado serias cicatrices en el tejido social pero también nos está señalando un camino de futuro cargado de esperanza.

Estos difíciles años nos han permitido hacer un balance autocrítico de nuestros errores y de nuestras limitaciones como sociedad.

Y, como contrapeso, también han reavivado la conciencia orgullosa de lo que hemos sabido y sabemos hacer y de lo que hemos sido y somos: una gran nación.

Todo ello ha despertado en nosotros un impulso de renovación, de superación, de corregir errores y abrir camino a un futuro decididamente mejor.

En la forja de ese futuro, una nueva generación reclama con justa causa el papel protagonista, el mismo que correspondió en una coyuntura crucial de nuestra historia a la generación a la que yo pertenezco.

Hoy merece pasar a la primera línea una generación más joven, con nuevas energías, decidida a emprender con determinación las transformaciones y reformas que la coyuntura actual está demandando y a afrontar con renovada intensidad y dedicación los desafíos del mañana.

Mi única ambición ha sido y seguirá siendo siempre contribuir a lograr el bienestar y el progreso en libertad de todos los españoles.

Quiero lo mejor para España, a la que he dedicado mi vida entera y a cuyo servicio he puesto todas mis capacidades, mi ilusión y mi trabajo.

Mi hijo Felipe, heredero de la Corona, encarna la estabilidad, que es seña de identidad de la institución monárquica.

Cuando el pasado enero cumplí setenta y seis años consideré llegado el momento de preparar en unos meses el relevo para dejar paso a quien se encuentra en inmejorables condiciones de asegurar esa estabilidad.

El Príncipe de Asturias tiene la madurez, la preparación y el sentido de la responsabilidad necesarios para asumir con plenas garantías la Jefatura del Estado y abrir una nueva etapa de esperanza en la que se combinen la experiencia adquirida y el impulso de una nueva generación. Contará para ello, estoy seguro, con el apoyo que siempre tendrá de la Princesa Letizia.

Por todo ello, guiado por el convencimiento de prestar el mejor servicio a los españoles y una vez recuperado tanto físicamente como en mi actividad institucional, he decidido poner fin a mi reinado y abdicar la Corona de España, de manera que por el Gobierno y las Cortes Generales se provea a la efectividad de la sucesión conforme a las previsiones constitucionales.

Así acabo de comunicárselo oficialmente esta mañana al Presidente del Gobierno.

Deseo expresar mi gratitud al pueblo español, a todas las personas que han encarnado los poderes y las instituciones del Estado durante mi reinado y a cuantos me han ayudado con generosidad y lealtad a cumplir mis funciones.

Y mi gratitud a la Reina, cuya colaboración y generoso apoyo no me han faltado nunca.

Guardo y guardaré siempre a España en lo más hondo de mi corazón.