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Las muertes por infarto afectaron en 2012 a un 25 por ciento más a hombres que a mujeres. Sin embargo, el peligro también es serio para el sexo femenino.
Un pinchazo en el pecho que suele aparecer también en el brazo izquierdo, en la parte superior del vientre y entre los hombros. Esos son los síntomas del infarto, una dolencia que, para muchos, es cosa de hombres. Esta opinión está extendida tanto entre las mujeres como entre los médicos, aclara Anette Geibel, profesora del Centro de Cardiología de la Universidad de Friburgo. Sin embargo, el peligro también les acecha a ellas.
Vasos estrechos
Cuando se sufre un infarto, los responsables son los vasos sanguíneos que irrigan el corazón. Debido a su estrechamiento, el riego puede quedar bloqueado y la zona en cuestión no recibe las sustancias necesarias, provocando el infarto. La reacción necesaria es una intervención inmediata y, sobre todo en el caso de los hombres, el diagnostico suele ser rápido al igual que el tratamiento en el hospital. Allí, una de las intervenciones más frecuentes sería poner un catéter, una suerte de globo que dilata el vaso afectado para introducir posteriormente un tubo que mantendrá el flujo sanguíneo abierto.
Al parecer, el dolor que sucede a un infarto se siente de forma distinta en el hombre y la mujer. “Frecuentemente, en el hombre es un dolor destructivo. Explican que nunca antes habían sentido un dolor similar”, explica Geibel: “Aclaran que es como se lo habían descrito y que sabían que se trataba de un infarto. En el caso de las mujeres es distinto”, continúa la médica: “Dicen que dolía pero que tampoco era tan grave”.
Ellas notan muchas veces otros síntomas como malestar, vómitos, dolor de espalda y deficiencia respiratoria y optan fácilmente por otra explicación, desviando la causa del dolor hacia la columna o el estómago. A veces, incluso saben que pasa algo pero no saben qué es.
Diagnóstico difícil
Precisamente por eso, las mujeres suelen esperar demasiado antes de ir al medico. Según Geibels, no pueden concretar o describir la dolencia y dificultan un diagnóstico correcto. Muchas incluso se resisten a pensar en un infarto.
Cáncer podría ser, pero el infarto es cosa de hombres. Además, el infarto afecta a las mujeres en una edad más tardía que a los hombres. Las hormonas las protegen e influyen en factores como el metabolismo y la dilatación de los vasos sanguíneos, dice Geibels. Al llegar a la menopausia, cuando el cuerpo de la mujer ya no produce estrógenos, aumenta claramente el peligro de infarto.
Por otra parte, la mujer tiende a vivir más que el hombre. Muchas viven solas en la vejez y no tienen a nadie que les anime a llamar a urgencias. Si los médicos y las mujeres estuviesen tan sensibilizados con el infarto como los hombres, el reconocimiento sería más rápido y tendrían mayores posibilidades de sobrevivir.
Además, en cuanto a la prevención hay muchas similitudes. Ambos sexos deberían evitar agentes dañinos como colesterol, alta presión, falta de movimiento, estrés y el tabaco. Por el contrario, el deporte y la alimentación adecuada ayudan a prevenir. Este último punto además apoyado por un reciente estudio cuya conclusión puede ser prometedora para muchos: algunos tipos de chocolate podrían reducir el riesgo de infarto.
(Fuente: Deutsche Welle )