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¿Quién se hace responsable de que se borren del mapa culturas y pueblos enteros en la Amazonía debido a megaproyectos o a extracción de materias primas? ¿Quién está detrás de decisiones que han llevado a desastres como el de Fukushima, al de la polución del delta del Níger, que afecta a 30 millones de personas? ¿A proyectos mineros en Canadá, Rumania o Finlandia que han costado desaparición de bosques, derrames de toneladas de cianuro o altas concentraciones de níquel y uranio en los lagos?
Aunque se sepa la respuesta, hasta el momento la legislación internacional no prevé la responsabilidad individual. Por eso y de una idea nacida de una iniciativa ciudadana europea, acaba de nacer un panel internacional de expertos que quiere tener lista en un año una propuesta “revolucionaria”.
Reformar la legislación internacional para poder llevar a tribunales a todo responsable de “ecocidio”. La figura del ecocidio pretende que se penalice el daño extensivo y la destrucción o pérdida de ecosistemas en un territorio determinado.
Ecocidio también en la paz
“Queremos un cambio del Estatuto Roma de la Corte internacional de Justicia para tipificar el ecocidio como un crimen contra la paz”, explica a DW Prisca Merz, fundadora de “End Ecocide”.
Hasta el momento, el artículo 8, párrafo 2 del estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional tipifica esto como crimen en tiempos de guerra. Es decir, no está penado en tiempos de paz.
De la idea surgida de la jurista escocesa Polly Higgins nació en enero de 2013 una iniciativa ciudadana europea. Aunque esta no consiguió el millón de firmas que necesitaba para entrar en la agenda europea, el movimiento —al cual se han unido decenas de miles de ciudadanos europeos— ha dado un salto internacional.
“Soy bastante joven. Tengo 27 años. Y un momento importante para mí es siempre pensar dónde quiero estar en 50 años”, cuenta Prisca. Los escenarios del cambio climático y la pérdida de la biodiversidad la llevan a imaginar el peor de los casos de aquí al 2064:
“Epidemias, inundaciones, refugiados y emigrantes debido al cambio climático. Y muchos conflictos”, dice la joven alemana Merz, especialista en desarrollo y analista del Imperial College de Londres.
“Ayer conformamos el grupo de expertos. Dentro de un año tendremos una propuesta que presentar a la Corte Penal Internacional. Después de eso la presentaremos a Naciones Unidas, siempre y cuando tengamos el apoyo de un Estado”, explica a DW Valery Cabanes, coordinadora del panel de unos 30 expertos de alto nivel.
El panel cuenta con especialistas, jueces, juristas, investigadores de Portugal, Francia, Reino Unido, Marruecos, Gabón, Holanda. También cuentan con el apoyo de grandes organizaciones no gubernamentales como Friends of Earth, Planète Amazone y Greenpeace. También con decenas de miles de ciudadanos voluntarios.
Voluntarios como Anndivia Cannolly, que participó activamente en la recolección de firmas para la iniciativa ciudadana. Una de sus actividades en España, fue dar conferencias en escuelas. ¿Por qué? “Desde pequeña fui amante de la naturaleza y los animales. Su desaparición me llega al corazón. Me preocupan mis hijos, mis nietos”, dice Cannolly a DW.
Del movimiento ciudadano al alcance internacional
Según Cabanes, hay varios Estados esperando la propuesta que salga del panel de expertos y que estarían dispuestos a llevarlo hasta las manos de Ban Ki Moon. Tanto Merz como Cabanes subrayan lo asombroso de a cuánta gente puede mover una idea y de cuánto podría llegar a cambiar un movimiento ciudadano. “Esperamos que nuestra propuesta para revisar la figura del ecocidio llegue a una conferencia internacional entre el 2016 y el 2017”, dice Cabanes.
En todo caso, y desde la perspectiva de los pueblos indígenas “sacrificados en el altar del sacrosanto desarrollo, nadie debería poder validar una decisión que implique la posible desaparición de culturas, lenguajes, espiritualidad y medicina secular sin ser hecho responsable por ello ante la humanidad”, opina Gert-Peter Bruch de Planète Amazone.
(Fuente: Deutsche Welle )