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FOTOS. Estaba el San Petersburgo de los zares y de Dostoievski, del museo Hermitage (Ermitage) y de la avenida Nevski. Ahora está el de los primeros años del presidente Vladimir Putin.

Por 1.800 rublos (24,60 euros) un matrimonio ruso-estadounidense o turistas chinos acompañados del guía Gueorgui Rusanov se proponen descubrir en dos horas los 44 años pasados por Vladimir Putin en esta ciudad, en la época en la que todavía se llamaba Leningrado.

“La visita guiada del San Petersburgo de Putin es popular, sobre todo entre los turistas extranjeros”, afirma Gueorgui.

En el poder desde 1999, como presidente o primer ministro, Putin goza de gran popularidad en el país, donde tres cuartas partes de los rusos aprueban su gestión.

Algunos opositores señalan la aparición de un culto de la personalidad en torno a Vladimir Putin, cuyo cumpleaños levanta pasiones entre sus simpatizantes.

En el extranjero, su permanencia en el poder y la gestión de las crisis en Ucrania o en Siria fascinan e irritan a partes iguales.

Putin es muy conocido en todas partes, podríamos decir que tanto como una estrella de cine; por eso la gente se interesa por él”, comenta Rusanov.

De la niñez a la KGB

El guía se centra en los aspectos humanos. Se para al pie de un gran edificio de arquitectura clásica: la maternidad más antigua de San Petersburgo.

“Aquí nació Vladimir Putin el 7 de octubre de 1952, era el tercer hijo de Vladimir y María Putin”, anuncia a los turistas. Los otros dos hijos del matrimonio murieron cuando todavía eran pequeños.

De allí se dirige a una calle adyacente: la Baskov, donde el futuro presidente pasó su infancia en el seno una “familia sencilla, obrera”. Y está el patio interior en el que de niño “cazaba ratas”. “Volodia (diminutivo de Vladimir) no era un niño modelo”, dice.

También los lleva a la sede local del FSB, el antiguo KGB, donde Putin empezó a trabajar en 1975, y al ayuntamiento, donde dio sus primeros pasos en política en 1989, junto al entonces alcalde liberal Anatoli Sobchak.

La visita incluye el lugar de la primera cita entre el jefe del Estado ruso y Liudmila, madre de sus dos hijas.

Vladimir Putin pasó 44 años en la antigua capital imperial antes de mudarse a Moscú, donde fue elegido presidente en marzo de 2000, sucediendo a Boris Yeltsin.

Una persona enigmática

Sam Roberts, un estadounidense de 45 años vino con su esposa rusa, Galina, para comprender mejor al presidente y su política. “Putin es una persona enigmática, me interesa mucho, y en Estados Unidos no sabemos gran cosa de él”, declaró a la AFP.

También acapara la atención de los rusos, que poco saben de su vida privada. En 2013 Vladimir Putin anunció su divorcio de Liudmila y desde entonces ha filtrado muy poca información sobre su vida amorosa.

“Es divertido conocer cosas sencillas, humanas y no oficiales sobre su vida”, afirmó a la AFP Ilia Ivanikov, procedente de Novosibirsk (Siberia).

Otra turista, Anna Kuznesova, de la ciudad rusa de Kaluga (centro), vino con una amiga. “Somos fans de nuestro presidente”, exclama la sexagenaria. Está encantada: se ha enterado de que tiene “muchos puntos en común” con el exespía. “¡Hemos vivido lo mismo!”.

Rusanov asegura que las “visitas no tienen nada de ideológicas” y van más allá de la curiosidad porque los turistas anhelan sentir “el ambiente” del San Petersburgo de la época soviética.

Fuente: AFP