Síguenos en Facebook
Por Carmen Heck
Directora de Políticas de Oceana Perú
Más de un tercio de las poblaciones de peces en el mundo están sobreexplotadas y necesitan recuperarse, según el último informe de la FAO sobre el estado de la pesca mundial.
La situación en muchos países es aún peor, con un gran número de poblaciones en un estado de agotamiento crítico. Si bien en el Perú no contamos con un reporte sobre la situación de los recursos pesqueros, hay indicios de sobreexplotación (disminución de los volúmenes de pesca, mayor captura de ejemplares juveniles, es decir, aquellos que aún no alcanzado la adultez y por ende no se han reproducido) en algunas de las especies más populares como el lenguado, la chita y la corvina, entre otras.
Afortunadamente, diversos ejemplos demuestran que las poblaciones de peces pueden recuperarse a niveles saludables mediante la reducción de la presión de pesca a largo plazo, con los beneficios económicos que ello conlleva. Sin embargo, para lograrlo se requiere un esfuerzo concertado por parte de las autoridades, los pescadores y otras partes interesadas, incluyendo a los consumidores.
El primer paso es reconocer el problema y ese es justamente el paso que nos falta dar. El marco normativo que regula las pesquerías en el Perú no posee el concepto de sobreexplotación, y, en consecuencia, no existen requerimientos legales para tomar medidas con el fin de recuperar un recurso en esa condición.
Esta situación difiere radicalmente de la forma como se trata el tema en otros países de tradición pesquera (EE. UU., Australia, Canadá, Chile, entre otros) donde existen normas claras que establecen cuándo un recurso se encuentra sobreexplotado. Esto obliga a adoptar medidas concretas para su recuperación, además de regular el proceso de diseño e implementación de estas, ya sea incluyéndolas en los planes de manejo vigentes, o utilizando instrumentos específicos para dicho fin: planes de recuperación.
En ambos casos, la recuperación de las pesquerías debe llevarse a cabo mediante un proceso claramente definido, pero distinto de la gestión para las poblaciones de peces saludables. Este proceso debe tener objetivos concretos y medibles, e incluir la opinión de las partes interesadas sobre el establecimiento de objetivos y las nuevas reglas de captura, y debe dar como resultado un plan legalmente vinculante que devuelva el recurso a niveles saludables.
Ignorar un problema no lleva a solucionarlo. Al contrario, si queremos seguir siendo un país pesquero, con una riqueza marina como pilar de nuestra gastronomía y seguridad alimentaria, así como fuente de trabajo para miles de compatriotas; urge conocer la situación de nuestros recursos pesqueros y tomar acción para recuperar aquellos sobreexplotados, si no queremos extrañarlos en nuestras mesas.
Sobre la autora
Carmen Heck
Abogada especializada en derecho pesquero, ambiental y de recursos naturales. Amplia experiencia en propuestas de políticas públicas para la sostenibilidad de recursos naturales. Ha sido directora del Programa de Ciudadanía y Asuntos Socioambientales de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental.