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Rusia rechazó hoy las acusaciones de la candidata a la presidencia de Estados Unidos Hillary Clinton de dirigir un ciberataque contra el Comité Nacional (DNC) del Partido Demócrata.
La cancillería de Moscú calificó los señalamientos de “insultantes” y aseguró que su objetivo es “influir en el electorado norteamericano”. La diplomacia rusa recordó que ha alertado acerca de la necesidad de cooperación internacional contra “esos peligrosos fenómenos”, pero, añadió, USA nunca ha colaborado.
‘‘Dichas declaraciones de la señora Clinton hay que enmarcarlas en la retórica electoral. No contienen nada concreto. Por eso, creemos que están dictadas por la pasión del momento. Las acusaciones contra piratas informáticos rusos no son sinónimo de acusaciones contra los dirigentes y el Gobierno ruso’‘, recalcó Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin.
Entre los presidentes de Rusia, Vladimir Putin, y Estados Unidos, Barack Obama, hay un acuerdo de medidas de confianza en el uso de tecnologías de información. En caso de sospechas o reclamos, se pueden activar canales, incluso al máximo nivel político, para que ambos países aclaren las disputas.
“Las afirmaciones de que Rusia dirige las acciones de unos piratas son bastante absurdas. No hay duda alguna de que las estructuras gubernamentales rusas no se dedican y nunca se han dedicado al ciberterrorismo. Eso no es posible”, insistió.
En una entrevista a Fox News en la víspera, Hillary Clinton acusó a Rusia de la divulgación de 20.000 correos electrónicos por parte del portal WikiLeaks, entre los que se reveló estrategias del comité para debilitar la candidatura de Bernie Sanders, rival de Clinton en las primarias demócratas.
“Sabemos que los servicios de inteligencia rusos, que son parte del Gobierno ruso, que está bajo el control firme de (el presidente) Vladimir Putin, piratearon al DNC”, aseveró y señaló a su contendor republicano por la Casa Blanca, Donald Trump, de mostrar “una alarmante disposición a respaldar a Putin”.
El FBI abrió hace una semana una investigación del incidente, aunque la Casa Blanca aún no ha acusado oficialmente a Moscú del ataque.