Rodrigo Duterte. (Foto: EFE)

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El Gobierno filipino y el Frente Democrático Nacional de Filipinas (NDFP), que representa a la rebelión comunista, acordaron hoy en Oslo hacer indefinido el alto el fuego unilateral previo y promover la amnistía de presos políticos.

Ambas partes, que llevaban reunidas en Oslo desde el lunes, habían declarado hace seis días un cese de las hostilidades como gesto de buena voluntad antes de las primeras conversaciones en cinco años sobre un conflicto armado de casi medio siglo de duración y que ha costado la vida a más de 30.000 personas.

En la capital noruega se acordó que la mesa negociadora recomiende al presidente filipino, Rodrigo Duterte, la proclamación de una amnistía para todos los presos políticos comunistas, supeditada a su aprobación previa por parte del Congreso.

Además de esos dos puntos, el Gobierno y los comunistas coincidieron en los cuatro puntos restantes incluidos en la agenda de esta primera ronda de diálogo: ratificar acuerdos previos, reconstituir la lista que otorga inmunidad a los negociadores del NDFP, liberación de presos y aceleración del proceso.

Las partes, que se volverán a reunir en Oslo del 8 al 12 de octubre, coincidieron en su intención de cerrar en seis meses un acuerdo que incluya reformas económicas y sociales “sustanciales”, al que seguirá otro sobre cambios políticos y constitucionales, previo al texto final que debería poner fin al conflicto.

De este modo se podría alcanzar el objetivo del Gobierno de lograr un acuerdo de paz en un año, que reiteró en público el lunes al inicio de las conversaciones el jefe de la delegación gubernamental, Silvestre Bello.

“Estoy seguro de que el pueblo filipino aprecia el trabajo de los dos paneles negociadores y está extasiado por los resultados de las conversaciones. Estos promueven su lucha por la liberación nacional y social y por una paz justa y duradera”, señaló en un comunicado José Maria Sison, líder del NDFP.

Sison y el consejero de Paz de la Presidencia de Filipinas, Jesús Dureza, fueron los encargados de firmar la declaración final en un hotel a las afueras de Oslo en presencia de Børge Brende, el ministro de Asuntos Exteriores de Noruega, país que ejerce de mediador en el proceso desde 2001.

Brende calificó el texto de “gran avance”, sobre todo por el hecho de que se haya proclamado un alto el fuego indefinido, algo que no había ocurrido antes.

“Las partes se han puesto de acuerdo en pocos días en temas que habían bloqueado los avances durante muchos años”, recordó Brende, que elogió además la “flexibilidad” de los negociadores.

Desde que Duterte ganó las elecciones presidenciales filipinas en mayo, el Ejecutivo y los rebeldes comunistas han acercado posturas e intercambiado gestos de buena voluntad.

Entre estos hechos destaca la liberación de una veintena de presos rebeldes por parte del Gobierno filipino, aunque también varios episodios armados en las últimas semanas han generado tensiones entre las partes.

Las conversaciones de Oslo implican reanudar un proceso estancado desde la ruptura de las anteriores negociaciones, en 2013, entre otros motivos por la negativa del entonces presidente, Benigno Aquino (2010-16), a excarcelar a los negociadores comunistas.

El CPP fue creado en 1968 como una organización política clandestina con el objetivo principal de derrocar al Gobierno.

El Nuevo Ejército del Pueblo (NPA), su brazo armado, fue establecido en 1969, cuenta con unos 6.000 combatientes regulares y lleva cerca de 45 años alzado en armas.

Fuente: EFE