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Una tormenta solar afectará a la Tierra la noche del viernes, informó el Centro de Predicción de Clima Espacial estadounidense, que no prevé perturbaciones mayores en la red eléctrica y en las comunicaciones debido a este fenómeno.
Dado el nivel de intensidad geomagnética esperado, esta tempestad “podría provocar algunos problemas en las comunicaciones por radio y las señales de GPS, así como irregularidades en el voltaje de la red de distribución eléctrica en las latitudes norte de Estados Unidos”, precisó Thomas Berger, director del centro.
Sin embargo, los efectos serán “manejables sin producir perturbaciones mayores en la red eléctrica”, agregó el funcionario en conferencia de prensa.
Las tormentas son resultado de las eyecciones de masa coronal en la superficie del Sol, la primera ocurrida la noche del lunes y la segunda, de mayor intensidad, el miércoles a las 5:45 pm GMT.
Estas eyecciones proyectan el plasma ionizado hacia el espacio a gran velocidad, lo que produce una interferencia con el campo magnético terrestre, provocando tormentas magnéticas.
Ambas eyecciones que – raro para su potencia- fueron muy próximas en el tiempo, sucedieron en la misma zona del Sol, en el centro del disco, y las dos fueron dirigidas directamente a la Tierra, precisó Berger.
Por esta razón “no podemos excluir (la posibilidad de) una mayor intensidad de esta tormenta solar, sobre todo en las regiones polares, donde las interacciones con el campo magnético terrestre son más fuertes”, agregó.
Esta tempestad también debería producir auroras boreales espectaculares en el norte de Estados Unidos y en Canadá el viernes por la noche.
En 2012, una fuerte tormenta solar casi alcanza la Tierra. Si lo hubiera hecho, podría haber perturbado seriamente todas las redes eléctricas y “reenviado a la civilización contemporánea al siglo XVIII”, reveló en julio la NASA.
El organismo estima que el impacto de una tormenta como la de 1859 conocida como “evento Carrington” costaría a la economía mundial dos billones de dólares y provocaría daños a una escala sin precedentes si se produjera hoy, en un mundo enteramente dependiente de la electricidad y la electrónica.
Fuente: Andina