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Robots futbolistas, algunos apenas cajas con ruedas, juguetes con problemas de equilibrio o simples programas informáticos, participan en Irán en el torneo Robocup, un evento diseñado para “entrenar” máquinas con el objetivo que para 2050 puedan enfrentar a un equipo de humanos en un partido de fútbol.
Desde el pasado día 8 de abril en las instalaciones del recinto ferial de la capital iraní, 34 equipos de 14 países como India, China, Alemania, Holanda y por supuesto Irán, el anfitrión, participan en esta décima edición del Robocup Irán, una peculiar competición “futbolística” en donde lo de menos son los goles y lo más importante es avanzar en una ciencia compleja y de vanguardia como la robótica.
“La idea es fácil. Intentamos jugar al fútbol con robots autónomos, es decir, con máquinas programadas antes de empezar el partido y a las que dejamos evolucionar sin intervenir para nada una vez dentro del terreno de juego… Esto es investigación de campo para el desarrollo de robots humanoides”, explicó a Efe Marc Bestbentmann, un joven participante llegado desde la Universidad de Hamburgo.
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La tarea, simple de explicar, es un desafío complejo e integral que incluye desarrollar tecnología de software y hardware que permita a las máquinas no ya solo reconocer una pelota y patearla, sino moverse por el terreno de juego, identificar a sus compañeros de equipo y a los oponentes y avanzar, reaccionar e interactuar en un entorno cambiante con gran velocidad.
Esta reunión forma parte de las iniciativas de la organización Robocup, que desde 1996 realiza cada año encuentros similares en todo el mundo e incluso una Copa Mundial en coincidencia con el calendario oficial de la FIFA.
El objetivo declarado Robocup es que para 2050 la robótica haya avanzado tanto que un equipo formado por robots pueda enfrentar a humanos, y vencerlos, en un partido de fútbol, un proyecto “ambicioso”, “lejano” pero “alcanzable”, según confiaron a Efe varios participantes de la reunión.
“Creo que será posible. Y habrá robots que jueguen al fútbol de igual a igual con humanos, en el exterior, bajo el sol o la lluvia. Lo más difícil serán que jueguen con los humanos sin herirlos”, consideró Bestbentmann.
El avance en la robótica ha sido patente para los competidores, que cada año ven avances sustanciales.
En esta ocasión, lo más difícil para los diseñadores ha sido el cambio de la pelota con la que se disputan los partidos en la categoría de “robots-humanoides”, la más avanzada del evento, un problema como el que ya tuvieron los futbolistas reales en el Mundial de Sudáfrica 2010.
“Que la máquina vea una bola y la patee siempre fue fácil cuando era naranja y llamativa. En esta competencia se usa una nueva pelota, blanca y parecida a una real. Nos está costando, pero el próximo año será sin duda algo cotidiano”, añadió el competidor alemán.
Evazz Ebedah, uno de los científicos iraníes encargados de la organización, consideró sin embargo que el mayor problema a resolver es el del movimiento y el del reconocimiento de los compañeros de equipo, en donde quedan “muchas cosas por hacer”.
Los partidos robóticos, tal y como se desarrollan ahora, son una confusa sucesión de pelotazos, parones, carreras a cámara lenta y pocos goles, con “jugadores” muy dados a “lesionarse” y requerir asistencia, que llega en forma de ordenadores portátiles, cables, baterías y algún ocasional destornillador.
“Deja que desear, pero como espectáculo es divertido. La excitación viene de saber qué hará el robot. ¿Pateará, verá la pelota, se caerá?. A veces se pasan diez segundos ante la línea de gol y no hacen nada. Y la gente los anima y grita para que lo hagan, lo que por supuesto es algo inútil y completamente innecesario, pero divertido”, reflexionó el competidor alemán.
(Fuente: EFE)