El polvo del Sahara avanza hacia la Amazonia. (Foto: NASA)

El polvo del Sahara avanza hacia la Amazonia. (Foto: NASA)

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El desierto del Sahara y la selva del Amazonas tienen algo en común. Según la NASA, ambas regiones del planeta, diametralmente opuestas y separadas por un océano, comparten polvo.

La arena del Sahara, el mayor desierto cálido en el mundo ubicado en África, se desplaza miles de kilómetros hasta llegar a la Amazonía en América del Sur, una de las selvas con mayor diversidad en el planeta.

Utilizando observación 3D, la NASA ha identificado que cada año se trasladan unas 182 millones de toneladas de arena y atraviesan unos 5.000 kilómetros a través del Océano Atlántico. De esa cantidad, unos 27 millones se diseminan en la cuenca del Amazonas según las mediciones del satélite Calipso de la NASA.

Lo increíble es que esta arena contribuye a la fertilidad del suelo amazónica. La arena del Sahara contiene fósforo, que es un nutriente importante para las plantas. En la región tropical el fósforo es muy limitado. Es por ello que es importante estimar cuánta arena viaja del Sahara al Amazonas, explicó Hongbin Yu , científico de la NASA.

El fósforo que llega a los suelos de la Amazonía desde el desierto del Sahara, aproximadamente 22.000 toneladas al año, es aproximadamente la misma cantidad que se pierde en la lluvia e inundaciones, de acuerdo a Yu.