(Foto: Ganz HH)

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El fago tsamsa, un virus gigante aislado de cebras que murieron a causa del ántrax, podría servir para detectar, tratar o descontaminar el bacilo que ocasiona el mal.

La bacteria ántrax forma esporas que sobreviven en el suelo durante largos períodos de tiempo. Al alimentarse, los animales se infectan y los organismos se reproducen. El bacteriófago funciona como un devorador del virus.

“Lo primero que el equipo notó fue que el virus era un depredador voraz de la bacteria ántrax”, dijo el doctor Acebo Ganz de la Universidad de California.

“Con la creciente preocupación sobre la resistencia a los antibióticos y las superbacterias, la gente está volviendo a mirar a los fagos”, añadió.

Una ventaja de los bacteriófagos es que tienden a ser muy específicos, por lo que potencialmente pueden apuntar solo las bacterias malas, dejando ilesas a las bacterias beneficiosas.