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En lo más profundo de nuestro planeta podría haber abundantes reservas de agua. Y no se trata solo de una cantidad equiparable a un embalse, sino de tanta agua como la que tienen todos los océanos del mundo.
El problema es que está a mucha profundidad, nada menos que a 500 kilómetros bajo nuestros pies, en una zona que los geólogos consideran como la transición entre el Manto superior e inferior de la Tierra.
Podemos imaginar que es muy difícil descender a esas profundidades. Pero entonces, ¿cómo han descubierto esto los científicos de la universidad canadiense de Alberta? “Ya se suponía su existencia desde hace años”, aclara el geólogo de Bayreuth Hans Keppler a DW. “Ahora tenemos la prueba, y por primera vez se ha encontrado Ringowoodita en la superficie de la tierra, un material capaz de concentrar agua”.
Hasta ahora, este material solo había sido encontrado en meteoritos o a través de reconstrucciones de laboratorio. Pero nunca en la superficie de la Tierra. Eso es debido a que la Ringwoodita aparece bajo extremas condiciones de presión. Como por ejemplo, en la mencionada zona del Manto terrestre.
En cuanto la presión desaparece, por ejemplo, a raíz de una erupción volcánica, se transforma en un mineral que pasa desapercibido. “Entonces no hubiese servido para nada”, dice Keppler. Pero por casualidades del azar, a través de una erupción volcánica de hace 100 millones de años fue expulsado incrustado en un duro diamante, donde se conservó después de haber salido a la superficie.
El diamante de la suerte
El diamante despertó la atención de los investigadores porque no era puro y no podía utilizarse para fabricar joyas. Había vetas verdes en el interior, dice Keppler, y esos ejemplares se envían a los científicos. No sólo un acierto, sino también una gran sensación. La prueba de que en el interior de la tierra hay grandes cantidades de agua, asegura el geólogo de Bayreuth.
“Hace 20 años pudimos demostrar en el laboratorio que la Ringwoodita podía concentrar mucha agua”. Por eso, se podría deducir su presencia en esta la zona de transición del Manto.
Pero, ¿es posible usar el agua de allí abajo? Desgraciadamente no, opina Hans Keppler: “*Nunca podremos sacar el agua*. Las perforaciones más profundas que se pueden hacer hoy con las técnicas más modernas tienen una profundidad máxima de 10 kilómetros”. Económicamente, esas reservas de agua del interior la tierra todavía no son aprovechables. Aunque a largo plazo, en la tierra sí nos beneficiamos de ellas. Nuestros océanos están en contacto permanente con el interior, asegura Keppler, pero estos procesos suceden en períodos geológicos largos. Es decir, muchos millones de años.
(Fuente: Deutsche Welle )