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La vista es el sentido más importante y los demás sentidos difieren según la cultura, se concluye en una investigación del Instituto Max Planck.
¿Qué sentidos utilizamos más frecuentemente: la vista, el olfato, el oído, el gusto o el tacto?¿Hay una jerarquía de los cinco sentidos? Esta pregunta es la que se plantea en el nuevo estudio del Instituto Max Planck de Psicolingüística titulado “Los verbos referentes a la vista predominan en las culturas, la clasificación de verbos no visuales varía”.
Una decena de antropólogos y psicolingüistas han almacenado durante años conversaciones de hablantes de 13 lenguas y culturas diferentes. Querían demostrar que los sentidos no son solo adquisiciones biológicas, sino que existen otros parámetros que influyen, como la cultura. Para hacerlo, midieron la importancia de cada uno de los cinco sentidos contando la aparición de palabras que se refirieran a ver, oír, tocar, saborear y oler.
Entre las lenguas analizadas figuran algunas de las más habladas como el inglés, el chino mandarín y el español, pero también otras lenguas habladas solo por pequeños grupos como el cha’palaachi hablado por unos 4.000 cayapas del noroeste de Ecuador.
En los 13 idiomas de la muestra, la vista es el sentido más importante. En todas estas culturas aparecen muy frecuentemente palabras y verbos relacionados con *observar, contemplar, mirar, ver, vigilar, leer*… Según el estudio, representan un 60% del vocabulario referido a los sentidos.
Una vieja hipótesis
Hay tres causas principales que explican porque la vista es el sentido más importante: En primer lugar, se debe a la estructura del cerebro: “Casi el 50% del cerebro se dedica al procesamiento visual”, explica Asifa Majid, investigadora del Instituto Max Planck y coautora del estudio.
Otra explicación hace referencia a que “vemos constantemente durante el día”, añade la coautora. “Aunque parpadeemos, nuestra mente rellena el hueco, de manera que experimentamos una imagen constante. Eso es diferente de saborear, por ejemplo, no estamos comiendo todo el día, ni tampoco oliendo”, explica.
Hay una tercera explicación más social: coordinamos el conjunto de experiencias a través de la vista. De este modo, se puede usar una palabra como “mira” en el sentido literal, pero también se puede usar con sentidos diferentes.
En los grandes idiomas occidentales analizados, el porcentaje de vocablos relacionados con la vista oscila entre el 70 y el 80%. En otras culturas, hay palabras con significados multisensoriales donde identificar el sentido depende solo del contexto, afirma Asifa.
“Es el caso del español: hay un verbo utilizado con frecuencia que se refiere a todos los sentidos, el verbo “sentir”. También sirve para referirse a sensaciones interiores, esto es muy diferente del su uso en la lengua inglesa por ejemplo”, explica.
Solo hay una cultura que utiliza un verbo que se refiere al mismo tiempo a oír, tocar, saborear y oler: “La cultura de los tzeltales de Chiapas (Méjico), que hablan una lengua de origen maya, utiliza el vocablo multisensorial a´y”, aclara la investigadora.
Llama la atención que las referencias al olor sean tan escasas, especialmente teniendo en cuenta que algunas conversaciones se desarrollaron durante situaciones cotidianas como preparar la comida o comer.
“Esto refleja lo que los científicos han pensado desde hace tiempo que el olor y el sabor no son tan importantes para la conducta humana”, explica Asifa. Sin embargo, parece que el olor sí toma importancia en algunas culturas: entre los semai, un pueblo de la Península de Malaca (Sudeste asiático) con apenas 40.000 habitantes, y entre los cayapas (Ecuador), el olfato aparece como segundo y tercer sentido respectivamente.
“Estas lenguas no tienen más verbos que se refieran al olor comparado con el inglés, el español o el italiano. Por tanto la explicación debe ser cultural”, afirma la coautora.
Una vieja hipótesis
Los resultados de este estudio confirman una vieja hipótesis. En los años 80, el lingüista Åke Viberg recopiló una quincena de frases de 50 idiomas para comprobar si había una jerarquía de los sentidos. Ya entonces, la vista resultó ser el sentido más universal. Le siguen por este orden: el oído, el tacto, el sabor y el olor. Un orden inmutable en todas las culturas.
Y eso es lo que contradicen los investigadores del Instituto Max Planck: su análisis muestra que no hay una jerarquía universal. Si bien el sentido de la vista predomina en todas las culturas, la jerarquía de los demás sentidos difiere. “En lenguas como la de los tzeltales o los cayapas, el olfato toma importancia, mientras que en el español y el inglés, ese sentido es el menos relevante y es el oído el que ocupa la segunda posición en la jerarquía ”, afirma Asifa.
Así entonces, aunque necesitamos los cinco sentidos para vivir y sentir plenamente, parece que cada cultura siente de una manera diferente. Mientras todos miramos, unos huelen más y otros saborean.
(Fuente: Deutsche Welle )