(Foto: Wikimedia)

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Científicos de todo el mundo buscan febrilmente la manera de neutralizar al virus del SIDA. Experimentos en Dinamarca generan esperanzas. El problema: el virus sobrevive largo tiempo escondido en algunas células.

Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), unas 1,5 millones de personas mueren alrededor del mundo cada año debido a cuadros clínicos complicados por el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA).

Actualmente hay 35 millones de personas infectadas con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH). En 2013 se registraron 136.235 nuevas infecciones en los países europeos, incluida Rusia. Así lo informó este jueves (27.11.2014) en Copenhague la oficina regional europea de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Casi 80.000 de esos nuevos casos se dieron en la Federación Rusa. “Pese a todos los esfuerzos de prevención, la tasa de infecciones con el VIH por cada 100.000 habitantes no se redujo en la última década”, apuntó el informe, dado a conocer este 27 de noviembre con motivo del Día Mundial de la Lucha contra el Sida, que se celebrará el próximo lunes, 1 de diciembre. Hasta ahora, la única posibilidad de poner coto a los estragos causados por el SIDA depende de que los países inviertan muchos más recursos en la lucha contra el VIH.

De hecho, algunos expertos se muestran optimistas y cuentan con que el flagelo puede ser controlado, en buena parte del planeta, durante los próximos quince años. La carrera por encontrar una cura para el SIDA ya ha dado pie a adelantos: hoy, varios medicamentos permiten que muchos pacientes lleven una vida activa, más o menos normal. El mayor obstáculo para encontrar una vacuna que erradique el VIH del cuerpo sigue siendo la falta de financiamiento para la investigación. Afortunadamente, la búsqueda no se detiene del todo.

Experimentos truncados por falta de recursos

Científicos de todo el mundo buscan febrilmente una manera de neutralizar al complejo virus que causa el SIDA. Uno de los pasos más prometedores lo dieron médicos españoles del Instituto Catalán de Oncología, quienes trataron a un paciente con un método no convencional: el joven de 37 años recibió transfusiones de sangre proveniente de los cordones umbilicales de varios recién nacidos genéticamente resistentes al virus, es decir, portadores de una mutación genética que protege a sus células del VIH.

“Después de la transfusión, la carga viral del paciente de 37 años ya no era detectable”, cuenta Rafael Duarte, director del programa de transfusiones del Instituto Catalán de Oncología, con sede en Barcelona, insistiendo en todo momento que es demasiado temprano para hablar de una “cura” para el SIDA. Lamentablemente, no fue posible hacerle un seguimiento más prolongado a dicho paciente porque murió tres años más tarde, víctima de un linfoma.

El SIDA no es una enfermedad en sí, sino un conjunto de enfermedades que se aprovechan del sistema inmunológico debilitado. Ese debilitamiento es causado por el VIH, un virus con una “conducta” muy difícil de entender y de controlar. Cuando la carga viral – la concentración del VIH en el organismo – desciende hasta hacerse indetectable mediante determinados exámenes, muchos creen haber “vencido” al virus por completo; pero, en numerosos casos, los pacientes pueden sufrir fuertes recaídas.

“Patear y matar”

Ole Schmeltz Sogaard, de la Universidad de Aarhus, en Dinamarca, cree que a aflicciones como ésta hay que concederles tiempo para darlas por desaparecidas. “Para declarar ‘curado‘ a un paciente de cáncer, por ejemplo, éste tiene que haber pasado, por lo menos, cinco años libre de síntomas”, advierte Schmeltz Sogaard y concluye que “en el caso del SIDA, seis meses son muy poco tiempo para hablar de una cura”. El gran problema que supone el VIH es que se esconde en células donde es imposible detectarlo.

No obstante, Schmeltz Sogaard y sus colegas están buscando caminos para sortear ese escollo: uno de ellos es una práctica descrita en inglés como “kick and kill”, algo así como “patear y matar”. “El sistema inmunológico reconoce la diferencia entre una célula con VIH en su ADN y una célula sana”, explica Sogaard. “Si se logra sacar al virus de su escondite hasta la superficie de la célula, el sistema inmunológico lo puede identificar y matar”, concluye el experto. El grupo de científicos a su alrededor está desarrollando una combinación de medicamentos que podría ejecutar esta acción. Los científicos se muestran optimistas. Dentro de unos años se sabrá si su hallazgo ha sido exitoso.

(Fuente: Deutsche Welle

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