Joel y Ellie, los protagonistas de 'The Last of Us'. (Imagen: naughtydog.com)

Joel y Ellie, los protagonistas de 'The Last of Us'. (Imagen: naughtydog.com)

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Por Juan Luis del Campo Pun (@jldelcampopun)
Cuando The Last of Us entró al mercado se enfrentó a dos grandes problemas: el salir justo al final de la vida del PS3, a solo unos meses del PlayStation 4 y entrar a un mercado poblado por cientos de títulos con zombies. Naughty Dog, desarrollador del juego, supo superar estos retos con un juego que, si bien no revoluciona el género, utiliza las herramientas que lo conforman tan bien para situarse como una obra maestra imperdible.

La historia es sencilla. Han pasado 20 años desde que la civilización colapsó tras la infección de un hongo parasitario llamado cordyceps, que roba la razón a sus víctimas y los hace atacar a quienes encuentran en su camino. En Estados Unidos, los remanentes de la humanidad viven en ciudades bajo el dominio militar. Los soldados racionan la comida y responden con violencia a cualquier acto de rebeldía o síntomas de infección.

Joel, un sobreviviente de mediana edad, y Ellie, una niña de 14 años, tienen la misión de viajar por lo que queda del país para buscar a rebeldes que los ayuden a encontrar un antídoto contra el hongo.

El gameplay se divide en exploración y combate. En el primer caso, Joel y Ellie exploran edificios derruidos y pueblos fantasmas en búsqueda de armas, metal, municiones y elementos para construir objetos de primera necesidad, como cuchillos, bombas y botiquines de primeros auxilios. Además del combate, el jugador debe alcanzar plataformas fuera de su alcance.

Hay que reconocer que los desarrolladores fueron inteligentes al colocar los objetos y municiones, ya que estos se encuentran con tan poca frecuencia. Esto obliga al jugador a conservarlos el mayor tiempo posible y dosificar correctamente su uso.

El combate puede ser tratado de varias maneras. Enfrentarse de frente a los enemigos es una opción viable. En esto el juego se maneja competentemente como un shooter en tercera persona, tal como ocurría en Uncharted y Gears of War. Sin embargo, hay claras diferencias: las municiones son escasas, lo que obliga al jugador a hacer que cada disparo valga la pena; además, la vida de Joel no se autorregenera, por lo que los botiquines se hacen más necesarios y preciados.

Es por eso que el juego recompensa a quienes prefieren moverse sigilosamente. Joel, con sus años de experiencia, puede moverse casi sin hacer ruidos y eliminar silenciosamente a los enemigos. Ayudando a este modo de proceder está el botón R2, que hace que el personaje se mueva con mayor lentitud y pueda ‘escuchar’ a los enemigos, incluso a través de las paredes.

Pese a estas ventajas, el esquivar a los enemigos no es un trabajo fácil. Cada uno reacciona de manera diferente a diversos estímulos. Por ejemplo, los humanos tienen buena vista y pueden percatarse de la presencia de sus enemigos desde lejos. Sin embargo, cuando están de espaldas son fáciles de neutralizar. Lo mismo ocurre con los infectados en primera etapa, aunque ellos no pueden disparar. En tanto, los ‘clickers’, como le dicen a las víctimas del cordyceps más transformadas, están ciegos y se guían por el sonido. Hay que moverse de manera extremadamente lenta e intentar quedarse quieto cuando uno de estos se acerca, lo que lleva a momentos llenos de tensión.

La inteligencia artificial (IA) de los enemigos complica la situación al ser más que competente en la mayoría de los casos. Los humanos saben refugiarse detrás de paredes o automóviles y moverse cuando es necesario. Curiosamente, son los comportamientos de algunos de los infectados los más complejos. Sin ‘spoilear’ demasiado, hay un tipo de zombie que evade los disparos e intenta atacar desde varios lados reuniéndose con sus compañeros, situación que hace gastar la preciada munición.

Desafortunadamente, la inteligencia artificial de los compañeros no es tan avanzada como la de los oponentes. Perdí la cuenta de las ocasiones en que Ellie u otro de mis acompañantes se chocó con uno de los enemigos por un error suyo. Naughty Dog tuvo el buen sentido de impedir que esta situación alerte a los enemigos, pero de todos modos le quita realismo. Otras causas de frustración fueron los momentos en que Ellie se cruzó en mi camino mientras me intentaba alejar sigilosamente de un zombie, causando estúpidamente mi muerte. Fuera de esos inconvenientes, los camaradas se saben desenvolver bien en una pelea y pueden eliminar enemigos sin muchos problemas.

Los gráficos son espectaculares. Los realizadores han aprovechado que el apocalipsis de la historia no fue nuclear y dejó la mayoría de la Tierra ilesa. Las ruinas recobradas por la vida vegetal son a la vez inquietantes y cautivadoras. El juego ocurre por suficientes escenarios para que estos no se vuelvan monótonos. En contados momentos encontré problemas con la construcción del mundo y pude ver el vacio gris sobre el que se sostiene.

No puedo hablar mucho de la historia sin malograrla para quienes estén interesados. Puedo decir que los personajes principales, sus conflictos y evoluciones son las estrellas de la trama. Si bien Joel no es un santo, el juego te da razones para empezar a simpatizar con él. A su vez, la narrativa logra que el proteger a Ellie no se haga solo una necesidad para continuar el juego, sino también algo en lo que estas emocionalmente involucrado.

Me es imposible hablar del multijugador porque, por motivos de tiempo, no pude experimentarlo. Otros críticos con han alabado esta modalidad del juego, comparándolo con el mismo modo de la saga Uncharted (otros títulos de Naughty Dog).

The Last of Us es un excelente juego. Pequeños problemas y una IA a veces tonta no le quitan que sea uno de los mejores títulos de esta generación. La experiencia de este título no debe ser experimentada solo por los aficionados de la saga Uncharted, sino por quienes disfrutan de buenas historias y personajes memorables.

Mi calificación: 9/10