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El agujero negro P13 ‘se come’ rápidamente a una estrella vecina que tiene una masa unas 20 veces mayor que la del Sol. Al mismo tiempo que lo hace produce un brillo intenso.
“Anteriormente se pensaba que la velocidad de consumo de gas y la intensidad de luminosidad de un agujero negro dependía de su tamaño. Entonces, inicialmente planteamos que el P13 era más grande de lo habitual”, explica el doctor en astronomía Roberto Soria, del australiano Centro Internacional de Investigación de Radioastronomía.
Pero en realidad las investigaciones de Soria y sus colegas de la Universidad de Estrasburgo (Francia) demostraron que a pesar de ser un millón de veces más luminoso que el Sol, el P13 “tendría un peso 15 veces menor que nuestra estrella”, lo que contradice las teorías establecidas de la relación entre la masa de un agujero negro y su capacidad de absorber materia.
Los agujeros negros brillantes descubiertos en los años 70 forman parte de un grupo de objetos denominados fuentes de rayos X ultraluminosos. Desafían la ciencia moderna, ya que son capaces de consumir una estrella en un millón de años, lo que es muy poco tiempo a escala astronómica.
Habitualmente esos objetos tienen un tamaño considerable, superado solo por los supermasivos agujeros negros, pero, el caso del P13, se demuestra que la teoría vigente no explica por qué un agujero negro pequeño alcanza tanta intensidad en su brillo y consumo de materia.