NASA: ecos de luz dan pistas sobre disco Protoplanetario
Imagina que quieres medir una habitación, pero está completamente oscura. Si gritas, podrás saber si el espacio en el que estás es relativamente grande o pequeño, dependiendo de qué tanto dure el eco después de que voltee la pared, señala la NASA en su página web.
Astrónomos utilizan este principio para estudiar objetos tan distantes que solo son vistos como puntos. En particular, los investigadores están interesados en calcular qué tan lejos las estrellas jóvenes están del borde interno de sus discos proplanetarios que las rodean. Estos discos de gas y polvo son los lugares en donde los planetas se forman durante el curso de millones de años, explica la NASA .
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“Comprender los discos protoplanetarios nos pueden ayudar a entender algunos de los misterios de los *exoplanetas*”, indicó Huan Meng, investigador asociado de la Universidad de Arizona. “Queremos saber cómo se forman los planetas y por qué encontramos grandes planetas llamados ‘hot Jupiters’ (Jupiteres calientes) cerca de sus estrellas”, agregó.
Meng es el principal investigador de un nuevo estudio publicado en Astrophysical Jouney que utilizó información del Telescopio Espacial Spitzer de la NASA y otros cuatro telescopios en la Tierra para determinar la distancia de una estrella con su borde interior de su discoprotoplanetario que la rodea.
Hacer dichas mediciones no fue sencillo. Los investigadores utilizaron un método denominado ‘photo reverberation’ o ‘ecos de luz’. Cuando la estrella central brilla, algunas de las luces impactan en el disco alrededor, causando un eco retrasado. Los científicos midieron el tiempo que tomó a la luz venir directamente desde su estrella hasta alcanzar la Tierra, luego esperaron a la llegada del eco.
Gracias a la Teoría de la Relatividad de Albert Einstein, sabemos que luz viaja a una velocidad constante. Para determinar una distancia, astrónomos pueden multiplicar la velocidad de la luz por el tiempo en que demora en llegar de un lugar a otro, explica la NASA.
La estrella utilizada en este estudio fue YLW 16B, que se encuentra a unos 400 años luz de la Tierra. Esta estrella tiene una masa similar a la de nuestro Sol, pero es considerada un ‘bebé’ en relación con nuestro astro.
Los astrónomos combinaron la información del Spitzer con los datos de los telescopios terrestres. Durante dos noches de observaciones, los investigadores vieron desfases consistentes entre las emisiones estelares y sus ecos en el disco circundante.
Los científicos calcularon qué tan lejos la luz viajaba durante un lapso de tiempo (0.08 unidades astronómicas), que es aproximadamente 8% de la distancia entre la Tierra y el Sol. Se trata de una medida ligeramente más pequeña que los estimados previos, pero consistente con las expectaciones teóricas.
“Este nuevo acercamiento puede ser utilizado para otras estrellas jóvenes con planetas en proceso de formación en un disco a su alrededor”, indicó Peter Plavchan, coautor del estudio.
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