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Para sacar brillo a la imagen de Rusia, el presidente Vladimir Putin decidió realizar grandes inversiones en el deporte, pero el escándalo de dopaje de Estado que afecta de lleno a Moscú podría arruinar sus planes de instalar al país de manera duradera como una superpotencia deportiva.
Mientras el país retiene la respiración en mitad de la tormenta, el Comité Olímpico Internacional (COI) debe decidir el domingo sobre si suspende o no al Comité Olímpico Ruso, lo que podría suponer la ausencia de todos o casi todos sus deportistas de los Juegos de Río (5-21 agosto).
Rusia ya ha visto cómo se vetó su presencia en el atletismo, con la excepción de Darya Klishina (salto de longitud), la única repescada por la Federación Internacional de Atletismo (IAAF). Ahora el castigo podría extenderse al resto de deportes.
Vladimir Putin jugó la carta de la calma y la cautela el viernes, insistiendo en que el dopaje “no tiene su hueco en el deporte”, pero el presidente ruso podría recibir un duro golpe.
“Con Vladimir Putin, la grandeza de un país no se mide sólo por el número de misiles, ojivas, tanques o aviones, sino también por el número de medallas ganadas, de victorias o de campeonatos”, explica a la AFP Konstantin Kalachev, analista político.
En su opinión, Putin busca que su pueblo vuelva “a lo que le hacía sentir orgulloso con la Unión Soviética: el deporte”.
Putin y el refuerzo del patriotismo
Octavo dan de judo y jugador de hockey ‘amateur’, Vladimir Putin se ha esforzado por forjar una imagen de hombre deportista y el deporte ha sido parte de su estrategia política.
No dudó en viajar en 2007 a Guatemala para dirigirse directamente, en un discurso en inglés, a los miembros del COI para que concedieran la sede de los Juegos de invierno de 2014 a Sochi, como finalmente hicieron.
Esos Juegos, supervisados directamente por Vladimir Putin, conllevaron las obras de preparación más caras de la historia. Rusia ganó 33 medallas, 13 de oro.
En 2010, reforzando su posición de potencia deportiva, Rusia obtuvo la sede del Mundial-2018 de fútbol, movilizando a once ciudades-sede e inmensos recursos, pese a la crisis económica.
“Como en los años de la URSS, el deporte se utiliza para la política interior: en este momento es para reforzar el patriotismo, aumentar el prestigio de las autoridades en el seno del país”, resume Evgeni Sliusarenko, director adjunto de la web de información deportiva Championat.com.
La RDA como ideal
Los informes de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) acusando a Rusia de haber organizado un amplio sistema de dopaje no amenazan seriamente, sin embargo, la popularidad de Vladimir Putin en Rusia, según varios expertos.
En su opinión, muchos rusos están convencidos de que las acusaciones representan el último intento de Occidente para desestabilizar Rusia, igual que la crisis ucraniana o las reticencias occidentales a la operación militar rusa en Siria.
Una visión de la situación compartida por la élite política rusa y sobre todo por el ministro de Deportes, Vitali Mutko, que calificó de “política” la decisión del TAS de confirmar la suspensión de los atletas rusos.
El Kremlin ha hecho un paralelismo con la instrumentalización del deporte durante la Guerra Fría, comparando el riesgo de exclusión de los rusos de los Juegos de Río con el boicot de los Juegos de Moscú-1980 por los estadounidenses y una cincuentena de aliados. En la edición de Los Angeles-1984, el boicot fue de los soviéticos y una quincena de países de su órbita.
“Los eventos recientes, la atmósfera inquietante que planea sobre el deporte internacional y el movimiento olímpico recuerdan sin quererlo al principio de los años 1980”, declaró el Kremlin el martes.
Para el analista Konstantin Kalachev, “a muchos les gusta decir que la República Democrática Alemana (RDA) es el ideal de Vladimir Putin“, que trabajó en la KGB de 1985 a 1990.
“Los éxitos deportivos de la RDA se apoyaban ampliamente en el dopaje. La historia está ahora repitiéndose”, destaca.
Si el COI entierra el domingo las esperanzas olímpicas de Rusia, como teme la prensa rusa, Vladimir Putin tendrá que rebajar las altas ambiciones que había depositado en el deporte como vehículo de lucimiento de su país.
Fuente: AFP