Vladimir Putin y Recep Tayyip Erdogan. (Foto: Getty Images)

Vladimir Putin y Recep Tayyip Erdogan. (Foto: Getty Images)

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Los presidentes de Rusia, Vladimir Putin, y Turquía, Recep Tayyip Erdogan, se reunirán el 9 de agosto en San Petersburgo para hablar sobre Siria y la normalización de las relaciones bilaterales, informó hoy el Kremlin.

“Habrá un intenso intercambio de puntos de vista sobre los problemas regionales, incluido Siria“, dijo Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin, a medios locales.

En el pasado Vladimir Putin y Recep Tayyip Erdogan han discrepado profundamente sobre Siria, ya que el primero defiende la legitimidad del régimen de Bachar al Asad, mientras el líder turco ha apoyado abiertamente a la oposición armada siria.

No obstante, Erdogan dio un giro copernicano en su política exterior al normalizar en junio las relaciones con Rusia e Israel y reanudar la cooperación antiterrorista, lo que, según algunos analistas rusos, pudo motivar el golpe de Estado militar.

Olvidadas quedan las duras acusaciones de Vladimir Putin, quien denunció que la familia de Erdogan se beneficiaba del comercio de petróleo con los yihadistas, a los que además suministraba armamento y daba refugio.

Peskov recordó hoy que antes del derribo por Ankara en noviembre de 2015 de un avión de combate ruso en la frontera con Siria, incidente que provocó la congelación de las relaciones, “Rusia y Turquía estaban ligados por unas relaciones de asociación (…) y mantenían un diálogo político muy profundo”.

Por ello, añadió, ambos mandatarios hablarán también en la antigua capital imperial del “ritmo” de restablecimiento de las relaciones políticas y comerciales.

Nada más fracasar el golpe de Estado, Vladimir Putin llamó por teléfono a Erdogan para expresarle su apoyo y abogar por “el pronto restablecimiento del orden constitucional y la estabilidad” en Turquía.

Turquía considera que el apoyo ruso durante el golpe ha sido “incondicional y desinteresado”, mientras los dirigentes rusos se han abstenido de criticar la oleada de detenciones contra miles de sospechosos, desde militares, a jueces, profesores o periodistas.

Todo lo contrario que en el caso de Washington y Bruselas, que no han ahorrado críticas a la deriva autoritaria que ha tomado Erdogan, en particular por la posibilidad de que restablezca la pena de muerte.

Ministros de ambos países se han intercambiado visitas en las últimas semanas, incluido el viceprimer ministro turco, Mehmet Simsek, quien dijo durante su viaje a Rusia que el piloto turco que derribó el cazabombardero Su-34 lo hizo “por propia iniciativa”.

Ambos países tienen entre manos proyectos estratégicos, como son el gasoducto Turkish Strem y la central nuclear de Akkuyu, la primera de la historia de Turquía.

Fuente: EFE