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USA. La furia de la naturaleza sigue golpeando a los Estados Unidos. Si a mediados de septiembre la tormenta Florence causó destrozos y puso en vilo a los habitantes de la costa este del gigante norteamericano, especialmente a los residentes de las Carolinas (Norte y Sur), en estos primeros días de octubre una nueva amenaza asecha ahora a los ciudadanos del estado de Florida: el huracán Michael.

De acuerdo con los pronósticos del Centro Nacional de Huracanes (CNH) estadounidense, este nuevo fenómeno tocará tierra el miércoles 10 en el noroeste de Florida con vientos de unas 120 millas (193 kilómetros) por hora.

El huracán Michael, que el martes subió a categoría 2, se encuentra a una distancia de 335 millas (535 kilómetros) de la costa oeste de Florida y avanza a una velocidad de 12 millas (19 kilómetros) por hora. Todo hace indicar que el ojo del huracán se moverá hacia la parte oriental del Golfo de México en dirección al norte, para luego tocar tierra el miércoles en la zona del ‘Big Bend’, como se conoce a la esquina noroccidental del estado. Posteriormente, cruzará debilitado el sureste del país norteamericano.

Quien se mostró preocupado por los efectos del huracán Michael es el propio presidente estadounidense, Donald Trump, quien no dudó en alertar a los residentes de Florida sobre la intensidad del ciclón, del que dijo es “más intenso” que Florence.

(Imagen: EFE)

El mandatario recordó que más de 20 personas murieron por acción del huracán y por ello pidió a los floridenses que estén preparados para la llegada de Michael.

Recomendó, en ese sentido, seguir y obedecer las indicaciones de las autoridades locales y estatales para mantenerse a salvo durante el paso del fenómeno natural.

Por su parte, el gobernador de Florida, Rick Scott, aseguró que Michael es un “ciclón monstruoso” y que los pronósticos refieren que serán “aún más peligroso” que Florence.

La autoridad declaró en emergencia el fin de semana a 35 condados de los 67 que tiene Florida y solicitó al presidente Donald Trump que haga lo propio para que el estado pueda recibir los fondos federales para asistencia a los afectados y la reparación de los daños materiales.