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Dos devastadoras explosiones que sacudieron anoche la ciudad portuaria china de Tianjin, que han causado al menos 50 muertos, docenas de desaparecidos y unos 700 heridos, sumieron hoy a la urbe en unas titánicas tareas de rescate.
Aunque las causas del suceso se desconocen por el momento, las informaciones facilitadas por el Departamento de Bomberos de Tianjin apuntan a que las explosiones se produjeron después de que se declarara un incendio en el almacén de la terminal, propiedad de Tianjin Dongjiang Port Ruihai International Logistics.
A la conmoción inicial de los habitantes de esta populosa ciudad industrial situada a 150 kilómetros al sur de Pekín, se sumó hoy la indignación de muchos habitantes por desconocer qué es lo que ha ocurrido.
“No sé si el Gobierno ignoró estas cuestiones o no pensó en que era algo tan peligroso… Estamos muy decepcionados. No sabíamos que hubiera tanto riesgo y que esos productos químicos estuvieran ahí”, dice a Efe Li Wang, que prefiere dar un nombre ficticio por temor a represalias.
Herido de levedad en la cabeza, Li se encontraba en su vivienda cuando le sorprendieron ayer las dos explosiones casi consecutivas, que ocurrieron poco antes de la medianoche y cuya onda expansiva llegó a sentirse hasta a diez kilómetros de distancia.
Se produjeron en una terminal de contenedores – cuyo contenido exacto aún se desconoce – situada en una zona nueva del puerto de Tianjin, el más importante del norte de China y que, debido a la creciente presencia de empresas, ha disparado en los últimos años la construcción de imponentes edificios residenciales.
Nada de ese resplandor se observaba hoy en las inmediaciones de donde ocurrió la explosión.
Con una densa nube negra aún en el cielo, ya que el fuego no se apagó hasta el mediodía, la escena se asemejaba a la de un campo de batalla, con cristales de bloques como el lujoso “Quinta Avenida” diseminados por la carretera y escombros por todas partes.
Sólo escuadrones de policía y militares poblaban hoy el perímetro de unos dos kilómetros cuadrados alrededor del epicentro del suceso, mientras miles de residentes eran desalojados y los bomberos se afanaban por encontrar supervivientes.
Este sector ha sido gravemente afectado por lo ocurrido, con doce bomberos entre los 50 fallecidos de los que hasta ahora se tiene recuento, aunque se teme que la cifra aumente.
Uno de los bomberos que participa en las tareas de rescate aseguró a Efe que, “cuando entré esta tarde al lugar de los hechos vi muchos cadáveres y un móvil con unas 90 llamadas perdidas”.
Centenares de los heridos – más de 70 en estado crítico – eran hoy atendidos en el próximo Hospital Teda de Tianjin, donde fuera se dispusieron tiendas militares para asistir al excedente de pacientes y donde se acercaron decenas de voluntarios con comida, bebida y mascarillas.
Identificados con un lazo rojo en la muñeca, o incluso en el retrovisor del taxi, los ciudadanos se afanaban en distribuir los materiales en el desbordado hospital y en “estar listos para ayudar a transportar a los heridos o para cualquier cosa urgente”, dice a Efe Catrina, una de las voluntarias.
En contraste con la armoniosa cooperación de los “lazos rojos”, otros ciudadanos y policías de paisano sorprenden a los periodistas con exabruptos y agresivos empellones para que abandonen las inmediaciones del hospital.
De la falta de información sobre lo ocurrido se quejaban hoy usuarios de Weibo, el Twitter chino, que criticaban que la televisión oficial de Tianjin emitiera en horario de máxima audiencia una popular novela surcoreana en vez de información sobre el accidente.
El presidente chino, Xi Jinping, y el primer ministro, Li Keqiang, pidieron los máximos esfuerzos en las tareas de rescate, según la agencia Xinhua, mientras el ministro de Seguridad Pública, Guo Shengkun, se dirigió a la zona para dirigir las operaciones de emergencia.
En ellas participa también un equipo de más de 200 especialistas en materiales bioquímicos y nucleares para ayudar a determinar la causa de lo ocurrido y sus efectos.
El jefe de la oficina de protección medioambiental de Tianjin, Wen Wurui, indicó en una rueda de prensa que se han detectado químicos “venenosos y dañinos” en el aire, pero no a niveles “excesivamente altos por encima de lo admisible”.
El director de la empresa que sufrió el accidente, con licencia para almacenar, distribuir e importar productos químicos peligrosos, se encuentra bajo custodia policial.
“Tenemos que aprender una lección profunda”, dijo hoy el ministro Guo desde el lugar de la tragedia.
China es un país con un alto índice de siniestralidad industrial que el pasado año aprobó una serie de reformas, aún incipientes, para endurecer las normativas de seguridad laboral.
Fuente: EFE