El atentado dejó casi 130 personas muertas, de las cuales la mitad eran niños.  (Foto: EFE)

El atentado dejó casi 130 personas muertas, de las cuales la mitad eran niños. (Foto: EFE)

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El pasado sábado en Alepo , al noroeste de Siria, un atentado contra un convoy de evacuación de refugiados provocó la muerte de casi 130 personas, de las cuales la mitad eran niños, causando el repudio mundial. Algunos días después se sabe que este fue perpetrado por terroristas vestidos de cooperantes, según afirmaron responsables de la ONU.

“Alguien que decía distribuir ayuda y atrayendo la atención de los niños provocó esta horrible explosión”, declaró el enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, durante una rueda de prensa en Ginebra.

Por su parte, Jan Egeland, que dirige en la ONU al grupo de trabajo sobre la ayuda humanitaria a Siria, agregó que “no sabemos quiénes eran. Lo que sabemos, es que iban vestidos como trabajadores humanitarios”.

Según testigos del atentado, un vehículo que distribuía bolsas de patatas fritas a los niños explotó cerca de los autobuses que transportaban a los evacuados.

El atentado en Siria, que se produjo durante una operación de evacuación de civiles de Fua y Kafraya, dos localidades leales al régimen de Damasco y asediadas por los rebeldes desde hace dos años, no ha sido reivindicado aún por ningún grupo terrorista.

El gobierno sirio acusó a los rebeldes, que negaron por su parte cualquier responsabilidad y condenaron el atentado.

El convoy salió por la mañana de las poblaciones chiíes, sitiadas desde hace más de dos años por varias facciones islámicas e insurgentes, entre las que figura el Organismo de Liberación del Levante (alianza de la exfilial siria de Al Qaeda).

La evacuación de llevó a cabo en virtud de un acuerdo alcanzado en marzo entre Hizbulá e Irán, aliados de Damasco, y la facción siria Ejército de la Conquista, y que fue auspiciado por Catar.