(Foto: Repsol.com.pe)

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El interés del Gobierno por adquirir la refinería La Pampilla y los más de 300 grifos con que cuenta la firma española en nuestro país no solo ha despertado críticas en el Congreso y del expresidente Alan García. Siete líderes de opinión se mostraron en contra de la eventual compra por parte del Estado.

El Instituto Peruano de Economía (IPE) sostuvo en su artículo ¿Petrogrifos o petroglifos? :

  • ¿Qué justifica la intervención pública en el mercado de grifos? Nada. No se presentan ninguna de las denominadas fallas de mercado que son las que pueden justificar la intervención del Estado en el mercado. Tampoco hay consideraciones de equidad, que son más subjetivas. Las visiones más progresistas sugieren priorizar a los peruanos que tienen menos bienestar. Los grifos de Repsol están principalmente en las zonas donde vivimos los peruanos de mayores ingresos.

La columna Pico TV del diario Trome enfatiza:

  • Sorprende que el presidente quiera que Petroperú compre las refinerías La Pampilla, la de Talara y los grifos de Repsol, haciendo ingresar al Estado a una competencia desigual con las compañías de combustibles privadas y olvidando la desastrosa experiencia del monopolio de los hidrocarburos en los doce años de gobierno militar.

Augusto Álvarez Rodrich escribió en su columna titulada Mamarracho retrógrada :

  • El retorno de la actividad empresarial del Estado es, para decirlo de un modo claro y directo, un mamarracho retrógrado que responde a ideas anquilosadas que ya han probado su fracaso rotundo (…) Esta idea es parte de la añoranza velasquista que suele asaltar al presidente Humala y que, además, está contenida en el plan La Gran Transformación que se supone que fue reemplazado por La Hoja de Ruta.

El diario Gestión consigna en su editorial Petroperú: Una hoja de ruta equivocada :

  • ¿Para qué Petroperú compraría esos activos? Las refinerías no son un buen negocio hoy en el mundo, menos si no se produce petróleo, y se tendría que invertir unos US$ 3,000 millones (desulfurización y modernización) para que La Pampilla pueda competir (Petroperú no tiene esos recursos).

Un reportaje de Semana Económica titulado La actividad empresarial del gobierno en la agenda política refiere que:

  • Existirían razones prácticas por las cuales al presidente no le conviene destinar recursos en actividades empresariales de alto riesgo y con ello restar financiamiento a los programas sociales (…) El resultado de querer juntar la inclusión social y la actividad empresarial del Estado es la creación de una empresa estatal para regular los precios en el sector. Esto pasó con la aerolínea nacional TANS. Lamentablemente, el sector público peruano aún no alcanza el nivel de institucionalidad necesario para ofrecer las garantías que una adecuada gestión empresarial requiere.

Juan Sheput, dirigente de Perú Posible, dijo a Ideele radio :

  • ¿De qué nos vale comprar una refinería como La Pampilla, quebrada y con una serie de problemas, si es que no tendríamos a elementos como Venezuela, que es un gran proveedor de petróleo. O sea todo hay que verlo en un contexto mucho más amplio, ¿por qué el afán de querer comprar? Por otro lado, quiero dejar absolutamente en claro que no debe caer en manos de un solo propietario, como el Grupo Romero, no significa que yo sea lobista, yo creo que el Estado debe ser plural.

Juan Carlos Valdivia explicó en su columna Refinen su transparencia :

  • Comprar La Pampilla es un mal negocio y pareciera que hay alguien en el Gobierno dispuesto a ayudar a Repsol a deshacerse de un problema. O han engañado a ese alguien, o hay quien está haciendo un gran negocio. La falta de transparencia en una operación millonaria no es una buena señal, pues parece confirmar que hay algo que se está ocultando.