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Después de que Uruguay se convirtiera en el primer país del mundo que legaliza la marihuana y encomienda el control de su producción y distribución al Estado, en Argentina, el cura Juan Carlos Molina, a cargo del organismo estatal de prevención de la drogadicción y la lucha contra el narcotráfico, ha pedido que se abra un debate público en el país sobre la posible adopción de una medida similar.
“Argentina amerita un buen debate de esto. Tenemos la capacidad de hacerlo, no tenemos que subestimarnos”, señaló Molina en una entrevista con la estación de radio Del Plata.
Según el sacerdote católico, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner también quiere que el asunto adopte un nuevo enfoque.
Sus comentarios son la señal más clara manifestada hasta la fecha de que la estrategia de Uruguay, que busca romper el vínculo entre el lucrativo comercio de la marihuana y el crimen organizado, ha dado inicio a una tendencia en una región que hace mucho tiempo se cansó del derramamiento de sangre, los gastos y los fracasos de la guerra de Washington contra las drogas, señala un artículo publicado en el portal Global Post.
Otra nación vecina, Chile, también está dispuesta a sacar el tema al debate público, pese a contar con numerosas leyes de perfil muy conservador, dado que su Constitución fue redactada durante la dictadura de Pinochet. No obstante, la nueva presidenta chilena, Michelle Bachelet, podría relajar las leyes sobre la marihuana. De hecho, en su campaña se ha comprometido a revisar la clasificación actual del cannabis como droga dura.
Numerosos Gobiernos de la región ya se han mostrado a favor de abandonar o al menos relajar el enfoque prohibicionista de las drogas puesto en marcha por el Gobierno de Richard Nixon. Una estrategia que, según el mismo medio, no ha logrado frenar el aumento del consumo de cannabis, cocaína y otras sustancias prohibidas durante los últimos 40 años.
Además, no solo son los políticos izquierdistas como Mujica y Fernández de Kirchner quienes hablan acerca de este asunto, también lo hacen los conservadores como el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, y el de Guatemala, Otto Pérez Molina.
Pese a los halagos que ha recibido la fórmula uruguaya, hay muchos que oponen resistencia a la medida dentro de Uruguay. Así, el político conservador Jorge Larrañaga, que planea convertirse en candidato a la presidencia de Uruguay en 2014, se ha comprometido a derogar la ley en caso de ser elegido. Mujica, por su parte, asegura que los Gobiernos han regalado importantes beneficios a los criminales manteniendo la producción y venta de marihuana en la sombra.
Fuente: RT en español