Las condiciones de salud y educación, entre otros factores, se manifiestan en males, con más frecuencia, a partir de los 30 años. (Foto: Getty Images)

Las condiciones de salud y educación, entre otros factores, se manifiestan en males, con más frecuencia, a partir de los 30 años. (Foto: Getty Images)

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Las adversidades durante el Desarrollo Infantil Temprano (DIT) generan cambios biológicos que pueden derivar en enfermedades graves en la adultez, así lo alertó hoy el director del Centro de Desarrollo Infantil de la Universidad de Harvard, Jack P. Shonkoff.

En el Segundo Simposio de Desarrollo Infantil Temprano Interacciones que transforman, celebrado en la Ciudad de *México, el experto explicó que existe una “memoria biológica relacionada con el estrés tóxico” y que, especialmente desde los 32 años, puede reflejarse en “tasas elevadas de hipertensión, diabetes e incluso enfermedades cardiacas”.

“Lo que defiende la biología del siglo XXI es que lo que pasa en determinadas partes de la vida tiene impactos duraderos”, aseveró.

Shonkoff matizó que esto “no quiere decir que todo el mundo que ha experimentado adversidades esté destinado a tener más enfermedades”, pero sí hay evidencia de que experimentar dificultades en etapas tempranas de la vida supone un riesgo mayor.

Una inversión en la primera infancia por parte de los Gobiernos puede reducir el costo por enfermedades cardiacas y otras patologías, ya que “las primeras experiencias afectan a una salud más longeva, no solo al aprendizaje”.

Hasta 17 dólares por cada dólar invertido se podrían recibir, traduciéndose en mejor salud, mayores logros educativos e incluso reducción en la participación en actividades criminales.

“Lo que la ciencia nos está diciendo es que deberíamos comenzar muy temprano, especialmente entre los 3 y 5 años, para fomentar un correcto funcionamiento después”, indicó.

Un correcto DIT involucra evitar situaciones de estrés tóxico para el niño, fruto de un malsano entorno familiar y social, y promover experiencias positivas que ayuden a construir la arquitectura cerebral.

El cerebro, de los 0 a los 6 años, establece 1.000 conexiones neuronales por segundo.

“El cerebro necesita una correcta interacción para construir los circuitos, si esta no existe no se desarrollan”, abundó sobre el funcionamiento del hipocampo, responsable de la “memoria simple”, entre otras funciones troncales.

El desarrollo infantil temprano debe garantizar las habilidades de concentrarse y mantener la atención, la posibilidad de realizar varias tareas a la vez, el control de los impulsos, la toma de decisiones y diversas acciones que nos confinan como individuos productivos para una comunidad.

El médico mencionó positivamente que existe gente “que empieza incluso antes de la concepción o el nacimiento” a incentivar un correcto DIT.

Una mujer embarazada debe protegerse “de toxinas que provoquen interrupciones en el desarrollo cerebral”, como el alcohol o el tabaco, algo que “obliga a pensar en el ambiente prenatal”.

Durante su intervención en la inauguración del evento, organizado por las fundaciones Femsa, LEGO y Fondo Unido México, el director general de Femsa, Carlos Salazar, pidió unión de fuerzas de la inversión pública y privada para combatir la pobreza.

“El DIT es la inversión más importante que la política pública puede hacer para provocar un retorno de esta inversión enormemente eficaz”, dijo.

El presidente de United Way Worldwide, Brian Gallagher, indicó que “el éxito no va a suceder si los líderes gubernamentales y de compañías no están abiertos a esto”.

Todos los ponentes coincidieron en la ceremonia inaugural en la necesidad de encontrar nuevas formas de trabajar y articular esfuerzos entre el sector público, privado, sociedad civil y academia.

América Latina está tratando de hacer esfuerzos incrementando su incentivo económico al desarrollo de la primera infancia con países como Colombia, Perú o Costa Rica como referencia.

De acuerdo con datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), Perú destina 1,6 % del producto interno bruto (PIB) al desarrollo infantil temprano, cifra que comparte con Honduras, seguidos por Costa Rica (1,5 %).

Fuente: EFE

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