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El Gobierno de Filipinas pidió hoy a los periodistas que empleen “imaginación creativa” para interpretar los comentarios del presidente del país, Rodrigo Duterte, quien en su última salida de tono envió al infierno a Barack Obama.
“Si queremos seguir el estilo (de Duterte), no debemos poner un punto final a sus declaraciones. Intentemos usar nuestra imaginación creativa”, dijo en una rueda de prensa televisada el portavoz de la Presidencia de Filipinas, Ernesto Abella.
Abella reclamó a los reporteros un esfuerzo por contextualizar los comentarios del presidente filipino en lugar de reproducirlos de forma literal.
La petición oficial se produce después de que el jefe de Estado enviase al infierno a Obama y a la Unión Europea (UE) al purgatorio, y afirmase que quiere cortar lazos con Estados Unidos en algún momento de su mandato, todo en distintas declaraciones que ofreció el 5 de octubre.
La semana pasada, el dirigente dijo que le “gustaría masacrar” a los tres millones de drogadictos de Filipinas tal como Adolf Hitler hizo con millones de judíos, unas declaraciones que desataron una fuerte reacción en contra, hasta el punto que el propio Duterte tuvo que disculparse públicamente.
Los exabruptos y salidas de tono han caracterizado la carrera política de Duterte, pero mientras dirigió la alcaldía de Davao (sur) carecieron de la proyección internacional que han adquirido desde que llegó a la jefatura del Estado, el pasado 30 de octubre.
“Nosotros informamos sobre lo que dice el presidente, y no deberíamos tener que acudir a nadie más para interpretarle”, dijo hoy el presidente del Centro para la Libertad y Responsabilidad de los Medios de Filipinas, Vergel Santos, en declaraciones a la cadena de televisión ANC.
“No estamos en el negocio de la imaginación”, añadió Santos, y agregó que hasta “la propia gente del presidente no entiende lo que dice”.
La mayoría de las críticas que recibe Duterte del extranjero y que desatan sus polémicas respuestas son por las violaciones de los derechos humanos que se cometen en la campaña contra las drogas que lanzó al comienzo de su mandato.
El mandatario prometió a los filipinos durante la campaña electoral que acabaría con el problema de las drogas en seis meses.
Esta campaña ha causado en poco más de tres meses más de 3.500 muertos, entre narcotraficantes y drogadictos, de ellos 1.500 en operaciones policiales y el resto a manos de grupos llamados “vigilantes”.
Duterte, pese a la lluvia de críticas que recibe y la controversia que genera, es el presidente más popular de la historia de Filipinas, con un 91 por ciento de aprobación en las encuestas.
(Fuente: EFE)
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