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Legisladores estadounidenses abordarán el tema del control fronterizo y la reforma inmigratoria cuando regresen a Washington esta semana, luego del receso por el Día de la Independencia.
Los legisladores tendrán que lidiar con una avalancha de menores indocumentados que cruzan ilegalmente la frontera sur a diario y el compromiso del presidente Barack Obama de alterar las políticas migratorias a través de órdenes ejecutivas, los cuales han desatado una tormenta en el Capitolio.
Republicanos como el senador Jeff Sessions echan la culpa de la crisis al gobierno del presidente Obama.
“La triste realidad de tener un débil control, más la falta de un mensaje claro es lo que provoca la oleada. La realidad es, que si alguien consigue entrar al país hoy en día, no lo deportan. ¡Eso es cierto!”, dijo Sessions.
Pero de acuerdo al senador demócrata Harry Reid, los retos de la inmigración en Estados Unidos, no pueden resolverse solo con el cumplimiento de la ley.
“Fiscalmente no podemos deportar a 11 millones de personas (costaría demasiado). Físicamente no podemos hacerlo. No funcionaría”, aseguró el senador Reid.
Un proyecto de reforma migratoria integral que habría proveído a los indocumentados de un camino hacia la ciudadanía y que habría aumentado el control fronterizo fue aprobado por el Senado el año pasado,* pero se quedó entrampado en la Cámara de Representantes.*
Ahora, el presidente Obama está pidiendo al congreso fondos adicionales para acelerar el procesamiento y deportación de los que han llegado recientemente, en su mayoría, provenientes de las naciones centroamericanas.
Al mismo tiempo, funcionarios de alto nivel de Estados Unidos han viajado a Centro América con un mensaje simple: no envían a sus niños a Estados Unidos. Pero de acuerdo al senador republicano John Cornyn, ese mensaje es demasiado poco y demasiado tarde.
“A menos que enviemos un mensaje claro de que nuestra frontera está siendo vigilada y que se cumplen las leyes, vamos a seguir de crisis en crisis. Mientras tanto, un sinnúmero de migrantes continúan sufriendo y muriendo en América Central y en México, tratando de llegar aquí. O se aparecen frente a nosotros, sobrepasando nuestra capacidad de tratarlos de una manera responsable”, dijo Cornyn.
La esperanza de que el Congreso aprobara una solución a largo plazo para el problema migratorio en Estados Unidos murió cuando el presidente de la Cámara, John Boehner, descartó someter a votación el proyecto en lo que queda del año. La semana pasada, el presidente Obama se comprometió a hacer lo que pueda a través de su autoridad ejecutiva.
Fuente: Voz de América.