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Israel posee siete escudos antimisiles “Iron Dome”. En las últimas dos semanas llegaron casi al límite de sus posibilidades. Cada batería cuesta unos 50 millones de dólares e interceptar un misil de Hamás en el cielo, unos 20.000 dólares.
La “cúpula de hierro” logra interceptar entre el 85 y el 90 por ciento de los proyectiles. Los misiles disparados desde Gaza, que pueden llegar incluso hasta Haifa, en el norte de Israel, son destruidos en el aire o desviados hacia el mar o tierras deshabitadas.
Expertos como Yiftah Shapir, del Instituto Nacional de Estudios sobre Seguridad, en Israel, están preocupados. Ese éxito puede transmitir a la población la impresión equivocada de que no va a suceder nada. “Cuando suenan las sirenas, la gente tiende a tomar a la ligera el peligro, pero una seguridad del cien por cien es inalcanzable”, dice Shapir.
El objetivo es salvar vidas
La idea para desarrollar el escudo antimisiles surgió a mediados de los años 90. En esos tiempos, Hizbolá comenzó a disparar misiles sobre Israel desde el Líbano. El gobierno encargó finalmente el sistema en 2007.
Una octava batería antimisiles está en construcción. Israel planea también otras instalaciones, con apoyo financiero de Estados Unidos. Las baterías constan de tres componentes: un radar de reconocimiento y localización, una unidad de control y la propia batería antimisiles.
Danny Gold, experto que ayudó a desarrollar las baterías, dice: “El objetivo principal de las baterías antimisiles es salvar la vida de israelíes. Pienso que es un logro enorme, no solo para mí, sino también para algunos cientos de personas que trabajaron años para desarrollar el sistema. Son lo más selecto de la alta tecnología en Israel”.
El sistema intercepta casi todo
Reducir las pérdidas materiales en las ciudades es solo un objetivo secundario, agrega Gold, y destaca que “el escudo antimisiles es sobre todo una gran ventaja estratégica para el país”.
Gold rechaza las recientes críticas del experto en armas Richard Lloyd, que afirma que Iron Dome es un “fracaso total”, porque el sistema no hace detonar las cabezas con explosivos de los misiles. Para Gold, las críticas de Lloyd no tienen fundamento: “Lloyd no entiende la tecnología del escudo antimisiles y tampoco la realidad. La verdad es que el sistema intercepta casi todo”.
(Fuente: Deutsche Welle )