Las redes sociales como plataformas para contenidos de extrema derecha se usan desde hace unos años (Foto: Twitter)

Las redes sociales como plataformas para contenidos de extrema derecha se usan desde hace unos años (Foto: Twitter)

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A Susanne W. le gustan los perros. Además de por su perfil de Facebook, eso se deduce también por sus “me gusta” en páginas relacionadas con la protección de animales. Por ejemplo, perros en Rumania. Por el contrario, también se deduce que a Susanne W. no le gustan los solicitantes de asilo político, por su adhesión a movimientos contra residencias de exiliados y sus comentarios de “invertir mejor el dinero público en hogares para animales”.

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Cientos de páginas similares
Probablemente, hace un par de años Susanne W. sólo hubiese podido manifestar esa opinión entre sus círculos de amigos, pero desde que se mueve en redes sociales, sus posibilidades son mucho más amplias. Por ejemplo, puede participar en la página de Facebook “Valor para la democracia”, que cuenta con más de 20.000 seguidores y donde uno de los temas más comentados trata sobre “abuso del derecho de asilo”, la “extranjerización”, o “el orgullo de ser alemán”.

“En Alemania hay cientos de páginas similares en Facebook, la mayoría de la extrema derecha”, avisa Felix M. Steiner, uno de los autores de Publikative.org. Este blog se dedica a vigilar las actividades de la extrema derecha en Internet informando sobre temas como racismo en el día a día y racismo en los medios. En 2013, ganó el premio del público de los Bobs, los premios internacionales al activismo online organizados por DW, en la categoría Mejor Blog en Alemán.

“Estás páginas están para distribuir propaganda y sirven de plataformas para atacar a solicitantes de asilo o inmigrantes”, aclara el periodista. Aunque no tantos se atrevan a salir a la calle, el hecho de tener tantos seguidores en Facebook transmite la sensación de tener un gran apoyo.

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Una nueva faceta
Las redes sociales como plataformas para contenidos de extrema derecha ya se usan desde hace unos años. En el último informe de verano de 2013 de Jugenschutz.net destacaba un aumento de las actividades de extrema derecha en dichos portales. Sobre todo en las más usadas por los jóvenes como Facebook y YouTube. “Y la tendencia va en aumento”, advierte Christiane Schneider, directora del departamento contra el Extremismo Político de la organización.

El “humor negro” es un método usual para convertir los ataques en temas de tertulia de salón, se queja Jugenschutz.net. La sátira solo está regulada en Alemania a partir de ciertos límites, prohibiendo atacar la dignidad de grupos de personas. En Estados Unidos, donde se alojan los grandes servicios de Internet, la ley es distinta. Por eso es difícil establecer cooperaciones con plataformas como Facebook a la hora de borrar contenidos, continúa Schneider.

La mayoría de estos servicios cuenta con funciones para bloquear o avisar sobre contenido inapropiado. Aun así, es difícil que desaparezca del todo. En Francia, el hashtag de Twitter #unbonjuif (un buen judío) provocó un escándalo, derivando rápidamente en chistes y parodias antisemitas. En poco tiempo, consiguió llegar al tercer puesto en el ranking de lo más comentado en Twitter en el país.

Tras meses de disputas jurídicas entre Twitter y la Unión de Estudiantes Judíos de Francia (UEJF), Twitter dio el nombre del propietario a la justicia. En enero de 2014, Gregory P. fue acusado de instigación popular, todo un precedente en Francia donde nunca antes se condenó a nadie por tuits discriminatorios. Sin embargo, el hashtag #unbonjuif no ha desaparecido, sino que por el contrario, continúa aumentando su público. Muchos usuarios se acogen al derecho al humor y a la libertad de expresión alegando no actuar con intenciones racistas o antisemitas.

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¿Racista yo?
En Estados Unidos, el derecho a la libertad de expresión está por encima de todo. Los contenidos discriminatorios se miden de distinta forma que en Europa. Así lo muestra un usuario en Twitter: “¿A quién le preocupa si la gente es racista? Los chistes racistas son los más graciosos”. Éste es uno de los 8.550 mensajes retuiteados por la cuenta @YesYoureRacist.

El periodista y experto en redes sociales Logan Smith comenzó con esta cuenta hace un año y medio. Con ella retuitea todas las expresiones racistas, especialmente cuando los autores dicen “no soy racista pero…” o marcan sus tuits con el hashtag #notracist. “Mi intención es mostrar cuán extendido está el racismo en Estados Unidos, especialmente entre los jóvenes, aunque se les considere más tolerantes”. Hasta ahora, la cuenta tiene más de 46.000 seguidores.

Una idea similar a la de Logan Smith inspiró a blogueros alemanes cuando comenzaron en Twitter con el hashtag #Schauhin (míralo) en 2013. “En Alemania solo se habla de racismo cuando hay muertes o se publica un estudio”, aclara la bloguera Kübra Gümüsay: “Queremos impulsar una acción de protesta contra el racismo del día a día, para que este fenómeno sea más visible”. Durante las primeras semanas, muchos usuarios participaron en la acción compartiendo sus experiencias en 140 caracteres. El hashtag fue también adoptado por extremistas y ahora el 80 por ciento del contenido es de tipo racista, reconoce la bloguera. “Pero no es una derrota, porque Internet muestra así su cara más oscura”, afirma. Gümusay lamenta que la sociedad siempre haga como si el problema del racismo estuviese muy lejos: “Todos estos tuits indican que está entre nosotros y como sociedad tenemos que hablar sobre el racismo para poder combatirlo”.

(Fuente: DW)