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El ministro de Justicia, Daniel Figallo, reconoció que el apretado margen con que el gabinete Cornejo consiguió el voto de confianza del Congreso –recién la tercera votación– es un llamado de atención a algunas actividades que el Ejecutivo “no ha estado realizando adecuadamente”.
En diálogo con RPP Noticias, Figallo dijo que la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) iniciará un proceso de cambios para revertir la desconfianza que existe en el Parlamento. El primero de ellos será un cambio en la “línea comunicativa”, de “dónde cómo y en qué se concentra la toma de decisiones”.
Ello en clara alusión a la primera dama, Nadine Heredia, cuyo protagonismo durante las últimas semanas fue el principal motivo de que el pleno dejara en suspenso el viernes el voto de confianza al gabinete tras una accidentada sesión que se prolongó durante varias horas.
“(El protagonismo de Heredia) Es un asunto de percepción, esto tiene una importante cuota de parte de nosotros. Revertirlo supone la participación activa de la vocería y de los ministros”, precisó Figallo.
El lunes, el Congreso otorgó el voto de confianza al gabinete con un apretado margen: 66 adhesiones a favor, 52 en contra y nueve abstenciones. La aprobación se obtuvo gracias a Gana Perú, Perú Posible, siete de los ocho integrantes de Unión Regional y la coalición Partido Popular Cristiano–Alianza para el Progreso (PPC–AP).
El giro a favor del Gobierno se debió, en parte, a un comunicado publicado antes de la sesión por el primer ministro, René Cornejo. En este, el jefe de la PCM prometió una “participación más activa de los ministros, esto se va a ejercer de esa manera, no se va a permitir ningún tipo de intromisión”.
En ese sentido, el vocero de Unión Regional, Marco Falconí, confirmó al diario El Comercio que dieron su voto a favor del gabinete debido a que el mismo Cornejo les confirmó que no habrá injerencia de la esposa del jefe del Estado en las decisiones del Ejecutivo.
Sobre la primera dama, el Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa dijo que su popularidad ha “desquiciado” a Alan García, a quien acusó de encabezar la campana contra la esposa del jefe del Estado.