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La ola de calor que azota la sureña provincia de Sindh en Pakistán ha causado la muerte de 1.170 personas en los últimos seis días, mientras mejoran las condiciones meteorológicas y ha estallado una tormenta política acerca del suministro eléctrico en el país.

El secretario de Salud del Gobierno regional de Sindh, Said Mangnejo, declaró hoy a Efe que en Karachi, la ciudad más populosa del país y su centro financiero, han muerto desde el viernes 1.140 personas y 30 perecieron en otras zonas de la provincia.

“Las temperaturas han descendido un poco y hoy el número de personas que han acudido a hospitales ha disminuido significativamente. Aún así, cientos de personas continúan hospitalizadas”, dijo Mangnejo.

“La situación está mejorando”, afirmó en todo caso el funcionario.

Según el diario local “Dawn”, 40.000 personas han sido tratadas en los hospitales de Karachi por golpes de calor desde el fin de semana.

En un gran número de casos los muertos son personas de más de 60 años y trabajadores que desempeñaban su tarea al aire libre.

Tras máximas de 45 grados el sábado, los termómetros han bajado hoy hasta los 36 grados aunque el tiempo permanece húmedo, aseguró a Efe un miembro del Departamento Meteorológico de Pakistán, Mohamed Faruq.

El portavoz de la ONG Fundación Edhi Anwar Kazmi, que facilita servicios médicos, manifestó a Efe que nunca habían tenido tantos cadáveres en sus morgues.

“Los refrigeradores no funcionan correctamente y nos hemos quedado sin espacio”, indicó Kazmi.

Las autoridades civiles y el Ejército han establecido un centenar de centros para atender a las personas afectadas por el calor, mientras que la Autoridad Nacional de Gestión de Desastres ha situado tanques de agua en la urbe.

Los eternos problemas de suministro de electricidad de Pakistán se han notado estos días con cortes de hasta doce horas que han impedido el uso de aires acondicionados y cortado el suministro de agua, lo que ha provocado una acalorada discusión política.

K-Electric, la compañía que suministra electricidad a Karachi, privatizada en 2005 y adquirida por un grupo saudí más tarde, se ha visto desbordada por la demanda, lo que ha despertado críticas y una denuncia ante el Tribunal Supremo paquistaní para que se revierta su venta y sea pública de nuevo.

“Si no hubiésemos invertido 1.200 millones cuando la compramos (K-Electric) en 2009, ahora la situación sería horrible”, defendió en Twitter el director de la compañía, Tayyab Tareen.

“En 2009 la demanda era de 2.100 megavatios y ahora es de 3.100 megavatios”, añadió el directivo.

El ministro de Agua y Energía, Khawaja Asif, afirmó en el Parlamento que el Gobierno no tiene obligación de suministrar energía a K-Electric.

Por su parte, el ministro de Cambio Climático, Mushahidullah Khan, señaló que las plantas eléctricas del estado de Rajastán de la vecina India podrían haber provocado la ola de calor.

“Los efectos de las plantas que funcionan con carbón (en la India) en combinación con otros factores anormales del cambio climático elevaron posiblemente las ya altas temperaturas”, advirtió el ministro, de acuerdo con el diario “Dawn”.

Esta ola de calor en Pakistán ha coincidido con el comienzo el pasado viernes del ramadán, la festividad más sagrada para los musulmanes y que establece la no ingesta de alimentos y bebidas entre el alba y el ocaso durante un mes.

El Comité Central del Ruet-e-Hilal de Karachi, organismo religioso que determina las fechas del ramadán, emitió ayer una fetua (edicto islámico) en la que permite la ruptura del ayuno debido a la ola de calor.

(Fuente: EFE)

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