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Tras cien días de guerra mundial contra el coronavirus, la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuartel general de la lucha global, acumula cada vez más críticas a su gestión, procedentes sobre todo de Washington, que le acusa de excesiva cercanía a Pekín.
Estados Unidos, el país con más casos de coronavirus (cerca ya de medio millón) y el segundo con más fallecidos tras Italia (más de 16.000), ha virado en los últimos días su política de culpar a China por la pandemia y ahora apunta a la OMS por titubear en su gestión de ésta y cometer errores.
Ello llevó al presidente estadounidense, Donald Trump, a acusar a la OMS de privilegiar a China en la crisis, y de minimizar la amenaza que suponía el coronavirus en las primeras semanas de su expansión.
GOLPE AL PRESUPUESTO DE LA OMS
Trump llegó incluso a amenazar con suspender la contribución de su país a la OMS, y aunque EEUU es en términos relativos uno de los principales contribuyentes, en términos absolutos no se antoja que ello supusiera un enorme agujero presupuestario.
La OMS se ha fijado para el bienio 2020-21 un presupuesto de 5.840 millones de dólares, de los que buena parte (1.358 millones) se dedicarán a medidas para ayudar a la implantación de sistemas de sanidad universal y 1.000 millones para la gestión de emergencias como la actual.
Buena parte de ese presupuesto (4.883 millones de dólares) proviene de contribuciones voluntarias, y sólo 956,9 millones de dólares proceden de los estados miembros, de los que aproximadamente la octava parte (115,76 millones) serán sufragados por EEUU, aproximadamente el doble que su rival China.
LA OMS SE DEFIENDE
Con todo, la amenaza de Trump ha puesto en alerta a la OMS, cuyo director general, Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha insistido en que la actual crisis sanitaria no debe politizarse, ya que el coronavirus no entiende de ideologías y está golpeando a todos.
En su más reciente rueda de prensa, recordó que EEUU y la Unión Soviética supieron durante la Guerra Fría unirse para erradicar la viruela, que en los años 60 aún causaba dos millones de muertes al año y fue la única enfermedad pandémica que el ser humano ha conseguido eliminar completamente.
Por su parte, el epidemiólogo Bruce Aylward, quien lideró la misión de la OMS a China en febrero y elogió la lucha de ese país contra el coronavirus, subrayó frente a las acusaciones de Trump que era lógico que la nación asiática centrara la atención del organismo en las primeras semanas.
“China es un socio muy importante de la crisis, dado que el virus apareció en Wuhan, y a principios de febrero la gran mayoría de los casos estaban allí. Su experiencia era absolutamente esencial y por ello trabajamos codo a codo con ellos”, subrayó en rueda de prensa.
Trump no es el único en EEUU que acusa a la OMS de inacción y negligencia: los medios estadounidenses también han sido críticos con esa agencia de las Naciones Unidas, y un senador estadounidense, Todd Young, ha pedido que el doctor Tedros comparezca ante el Congreso norteamericano para explicar su respuesta a la crisis.
UNA OMS EN MODO CRISIS DESDE ENERO
La OMS puede haber tenido contradicciones o cambios bruscos de estrategia en los últimos tres meses de guerra contra el COVID-19, pero es difícil demostrar que, como defiende Washington, no avisara con tiempo de la amenaza.
Ya el 14 de enero, dos semanas después de que China le notificara la existencia de un nuevo coronavirus en Wuhan, la OMS alertó a las redes hospitalarias del mundo para que prepararan medidas de contingencia.
El 26 de enero, cuando en EEUU sólo había dos casos confirmados, Tedros viajó a China para estudiar la lucha de ese país contra la pandemia, y cuatro días después el organismo declaró la emergencia internacional.
El 11 de febrero el organismo reunió en su sede en Ginebra a 300 epidemiólogos de todo el mundo para estudiar una respuesta coordinada, el 28 de febrero elevó a “muy alto” el riesgo de expansión global del COVID-19, y el 11 de marzo declaró que éste se había convertido en pandemia.
PREVENIR PANDEMIAS NUNCA ES FÁCIL
Debe decirse en torno a la OMS que hasta la llegada del COVID-19 había pesado sobre la organización cierta fama de “alarmista” debido a su manejo de la anterior pandemia, la de gripe A en 2009, cuando la organización estaba liderada por la hongkonesa Margaret Chan (también acusada de excesivos vínculos con China).
En aquel entonces, su recomendación de comprar millones de vacunas a todos los gobiernos fue percibida como una medida exagerada y en beneficio de las farmacéuticas, pese a que en realidad esa pandemia, según estudios científicos posteriores, causó entre 150.000 y 575.000 muertes.
En todo caso, las dudas sobre la OMS persisten, y en los últimos días se han hecho patentes por su escasa claridad a la hora de indicar si las mascarillas son o no recomendables para toda la población.
Algo que parece claro, en vista de la expansión más lenta del virus en países donde sí se usaron, como China, Japón o Corea del Norte, pero que la organización se resiste a recomendar por temor a que provoque escasez de este producto entre los profesionales sanitarios que más lo necesitan.
(Fuente: EFE)